El cine, los libros, las canciones nos enseñan que todo en la vida tiene que tener un final. Un final feliz, obviamente. Y yo digo, ¿por qué tienen que utilizarse los final para todo? ¿Por qué eso que termina tiene que ser de una manera bonita? Quizá las historias más apasionantes son las que nunca comienzan, las que se guardan en secreto. Las que no entienden de fechas, ni aniversarios. Las que se alimentan de los días y las noches vividas. Las que mueren sin portazos o mensajes de móvil. Las que reviven con solo una mirada.
lunes, 22 de septiembre de 2014
"No quiero un final feliz, quiero serlo".
El cine, los libros, las canciones nos enseñan que todo en la vida tiene que tener un final. Un final feliz, obviamente. Y yo digo, ¿por qué tienen que utilizarse los final para todo? ¿Por qué eso que termina tiene que ser de una manera bonita? Quizá las historias más apasionantes son las que nunca comienzan, las que se guardan en secreto. Las que no entienden de fechas, ni aniversarios. Las que se alimentan de los días y las noches vividas. Las que mueren sin portazos o mensajes de móvil. Las que reviven con solo una mirada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario