lunes, 21 de noviembre de 2016

Ekaitz Cancela, luces y sombras del periodismo actual



    Ekaitz Cancela aún no tiene entre sus manos el título de Periodismo de la UPV-EHU pero está metido, y mucho, en la profesión. Y hoy nos ha sorprendido apareciendo, de la nada, en nuestra aula para trasladarnos que la profesión periodística tiene futuro. Incierto, pero tiene futuro.

    Este joven vizcaíno abrió un blog para la asignatura 'Periodismo Social y Participativo en Internet' que imparte la profesora y periodista  M. Ganzabal y desde entonces, no ha parado. Consiguió unas prácticas, de cuatro meses, en Oxfam Intermón como Técnico de Comunicación. Unos meses más tarde comenzó su andadura como colaborador y se ha convertido en su profesión. Ha realizado trabajos para medios tan importantes como Change.org, eldiario.es, El País y La Marea, entre otros muchos. 

    Cancela ha admitido que "nunca nadie" le ha pedido el título de periodista y que las asignaturas que ha estudiado en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación le han servido para obtener nociones básicas del periodismo, aunque difícilmente se lleven a la práctica en la profesión. 

    Desde las aulas inhalamos mucho miedo y exhalamos la poca esperanza que nos queda, y con la visita de Cancela ha ocurrido algo parecido. El autor del libro 'El TTIP y sus efectos colaterales' que acaba de publicar con la editorial Planeta además de ser "el orgullo" de nuestra profesora M.Ganzabal se ha convertido, desde hoy en adelante, en una especie de guía para mí porque nos ha desvelado muchas de las sombras con las que vamos a tener que lidiar después de salir de la universidad. "Los medios de comunicación pagan muy mal", ha aclarado tajante. "Es una vergüenza que uno de los mejores periodistas como es Mikel Ayestarán sea freelance", ha puesto como ejemplo. 

    Es verdad, mientras antes lo sepamos mejor: el periodismo no nos va a dar dinero. Y si nos da algo será muy poco. Según Cancela el panorama actual nos llevará a ser autónomos porque a los medios les salimos muy baratos, ya que pagan una cantidad muy pequeña por cada reportaje, entrevista o cualquier otro contenido que creemos mientras que los periodistas se tienen que pagar todo: "El alojamiento, transporte y la oficina", ha dicho. Él ha vivido, y vive así pero no le va mal. Imagino que hacer lo que te pide el cuerpo como puede ser moverte de un lado a otro, formarte, buscar contactos y ser bueno en lo que haces, al ser vocacional debe de ser un gustazo y toda una satisfacción a final de mes. 

    Ekaitz Cancela, como muchos otros jóvenes está intentado encontrar su nicho en el mundo laboral y lo está consiguiendo. Su camino, lleno de luces y alguna que otra sombra, no ha hecho más que empezar a brillar.


sábado, 12 de noviembre de 2016

Miguel Hernández, poeta de guerra


   Miguel Hernández Gilabert nació un treinta de octubre del año 1910 en Orihuela, un pueblecito de Alicante. Su familia, muy humilde, se dedicaba a la cría de ganado caprino y por ello vivían a las afueras de la localidad. Desde bien pequeño fue pastor pero no dejó sus estudios hasta el bachillerato. Fue en ese momento cuando el padre le obligó a que se dedicara exclusivamente al pastoreo y que abandonara, de una vez por todas, los libros. El joven pastor, sin embargo, empezó a escribir sus primeros poemas sin que nadie lo supiera.

    Algunos historiólogos cuentan que se escapaba a la biblioteca pública de Orihuela a escondidas, y que es allí donde conoció a Luis Almarcha Hernández. Ambos crearon una sólida amistad y ampliaron su grupo junto a Manuel Molina o Carlos Fenoll. Todos ellos disfrutaban de la misma manera: leyendo y escribiendo. Se puede decir que el joven encontró en los libros de clásicos como Lope de Vega o Miguel de Cervantes, su principal fuente de educación y sabiduría.

    Al cumplir los veinte años de edad le otorgaron su primer y único premio literario, y se lo concedió la Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano por el poema de 138 versos titulado "Canto a Valencia". Aunque solo le dieran una escribanía de plata, y no dinero como él deseaba, ese pequeño título le sirvió para que algunas revistas y diarios se interesaran en él y le dejasen publicar algunos de sus trabajos. Fue entonces cuando tomó la decisión de marchar a Madrid y buscar trabajo. Aunque pasados unos meses se vio obligado a volver a Orihuela, consiguió escribir su primer libro "Perito de lunas" que fue publicado en 1933 y retomó el sueño de encontrar trabajo en Madrid. En ese segundo viaje logró su objetivo: le contrataron en la Revista de Occidente. Además conoció a personas tan importantes como Pablo Neruda o Vicente Aleixandree y todas esas nuevas experiencias hicieron que sus poemas cada vez tuvieran mayor valor.

    Al estallar la Guerra Civirl el poeta se alistó en el bando republicano. Se presentó en las batallas de Teruel, Andalucía y Extremadura pero consiguió escaparse para casarse con la única mujer de su vida, Josefina Manresa. Todos estos acontecimientos no hicieron que dejara la escritura, ya que asistió al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas y publicó obras como "Hijo de la luz y de la sombra" (Juan Manuel Serrat publicó un álbum con 13 de sus poemas musicalizados)



   En abril de 1939, recién terminada la guerra, Miguel Hernández mandó imprimir en Valencia "El hombre acecha" pero antes de que se encuadernaran una comisión franquista ordenó la destrucción total de la edición. Sin embargo, dos ejemplares pudieron salvarse y se publicaron muchos años después. El poeta, dada su situación de riesgo, se vio obligado a marchar de Orihuela a Portugal cruzando la frontera de Huelva pero la policía portuguesa le atrapó y entregó a las autoridades españolas para que lo metieran en prisión.

    El oriolano vivió en la cárcel de Sevilla y después le trasladaron a Madrid. Gracias a las gestiones que su incondicional amigo Neruda hizo con un cardenal le soltaron y dejaron marchar a su tierra. Pero con Franco, las cosas nunca eran tan fáciles. Al llegar a su pueblo le volvieron a arrestar y esa vez, le juzgaron y condenaron a muerte. Sus buenos amigos José María de Cossío y Luis Armarcha intercedieron por él y consiguieron que se le conmutara la pena de muerte por treinta años de cárcel. Miguel Hernández soportó que le cambiaran de cárcel una y otra vez, desde una punta del país a la otra pero su cuerpo se debilitó por completo al enfermar de tuberculosis. Esta fue la razón de su muerte. Al menos la razón física. Pero al poeta le mató el Régimen, solo por escribir.

Vientos del pueblo me llevan
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.