viernes, 1 de septiembre de 2017

Carta a septiembre



Querido septiembre,

tras varias semanas de descanso mental, ¡volvemos a la carga! Este mes dará comienzo a mi último curso en la Universidad y estoy totalmente ilusionada. No tanto por terminar, sino por comenzar otras experiencias nuevas que intuyo serán incluso más impresionantes que las vividas en Bilbo. Todavía es pronto para adelantarme a lo que ocurrirá en los próximos meses pero me he prometido a mí misma que voy a ser lo más positiva posible y no tan realista como acostumbro a ser. Seguiré actualizando el blog cada lunes porque esta herramienta me da la oportunidad de dar rienda suelta a mis instintos, a fomentar la creatividad y a escribir en mi estilo, sin seguir las directrices de nadie que no sea yo misma. Este último año se han multiplicado las visitas a mis escritos, y no puedo estar más agradecida. Seguiré escribiendo poesía, relatos de ficción, artículos de opinión y lo que vaya surgiendo, ya sabéis. 


Hace unas semanas, desde la estación de tren de Barcelona escribí estas líneas:

Un tren cambia siempre la vida de las personas que van dentro.
¿La mía?
También.
Cuatro horas de viaje para reafirmar 
que moría de ganas por conocer (de nuevo)
BARCELONA.
Esa ciudad que hacía menos de 48 horas había sido atacada.
Esa ciudad de paz, 
libre,
acogedora.

Un tren cambia siempre la vida de las personas que van dentro.
¿La mía?
También.
Salí del tren desorientada,
sola,
buscando la salida.
Salí de la estación todavía más desorientada,
sola,
buscando aire fresco.

Llovía.
Nada de aire fresco.
Decenas de Mossos acordonaban la zona, 
me sentía insegura.
O segura, 
yo qué sé.
Cientos de turistas entraban y salían de la estación
igual de desorientados que yo.
En otras circunstancias me habría hecho gracia.
Allí no reía nadie,
la verdad. 

Las heridas, el miedo, 
la muerte estaba muy reciente
 en los ojos de esa gente.
Y entonces me di cuenta de que aquel viaje cambiaría mi vida:
ver los efectos de un ataque terrorista 
pisando el mismo suelo donde murió aquella gente inocente, 
¿a quién no se la cambia?



Septiembre, ya ves que agosto ha sido importante para mí y espero el máximo de ti. Yo prometo dar lo mejor de mí misma y aprovecharte todos los días, al máximo.

Pórtate bien septiembre, prometo hacer lo mismo.




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