lunes, 19 de octubre de 2015

Personas rosas.

Hoy mis palabras solo pueden ir dirigidas a personas de sangre rosa, personas que luchan con (o sin) ganas contra el cáncer de mama y también a la gente que les acompaña en ese viaje. Todos ellos son, para mí, gente de sangre rosa. Porque es muy importante el tratamiento pero quizá lo es más el ánimo, el humor y obviamente el amor. Amor del bueno, de ese que te saca sonrisas mientras tu cabello comienza a caerse. Ese es el amor que hay que conservar.

Vosotras os convertís en luchadoras incansables olvidando el rol de víctima de cáncer pero no olvidemos que como en cualquier enfermedad grave habrá dolor y llanto. Con frecuencia conozco casos de mujeres que evitan derramar lágrimas miedosas por no preocupar a los que les rodean.

¿Pero qué sería la vida sin llorar? No se puede ser fuerte 24 horas al día. Habrá momentos en los que no apetezca salir ni entrar; comer ni beber; quizá ni respirar. Para eso estamos las personas rosas; para ayudaros, apoyaros, haceros reír y consolar cuando alguna lágrima se asome en vuestro rostro.

Me alegra saber que día a día la medicina va consiguiendo mejores tratamientos para curar y prevenir el cáncer de mama. La cura existe aunque el temor a perder la batalla también. 

Admiro a todas las que lo habéis superado, a las que lo estéis viviendo y a las que perdistéis, como yo. Mi prima no pudo, los familiares no pudimos con la enfermedad pero nos quedamos con los buenos momentos vividos, con el orgullo de haber hecho todo lo posible y también con la pena de que alguien tan fuerte como ella se fuera, y nosotros, en parte, con ella. 

Hoy, se están llevando numerosas acciones para colaborar en la lucha contra el cáncer de mama, entre ellas el hashtag #DiaContraelCancerdeMama donde políticos, famosos, empresas y personas anónimas dan ánimos a las luchadoras, apoyan a los investigadores y comentan sus inquietudes, anécdotas o deseos.

Por último quiero transmitir toda mi fuerza, energía positiva y cariño a las personas rosas, luchadoras y equipo de batalla. Y que no os olvideis, de que la cura está en la prevención. Esta imagen habla por sí sola:






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