lunes, 23 de noviembre de 2015

Será cuestión de veranos, FIN.

"Querido Luca, no he tenido el valor de esperar a que amanezca para contarte todo lo ocurrido en estas últimas semanas, lo siento. Perdona mi cobardía pero me faltan fuerzas para empezar un nuevo día contigo sin que recuerdes nada. No es tu culpa, es solo mía.

Necesito que sepas que yo te dejé antes de comenzar este nuevo curso en la universidad y lo hice con el simple propósito de investigar cuánto me querías. Ahora mismo supongo que estarás alucinando pero la mujer que tienes a tu lado te agarrará de la mano y el dolor se calmará.

Os he metido a todos en un gran lío, en un laberinto sin salida. Creí que lo tenía todo bajo control, bien planificado y me equivoqué. Ignoré el hecho de que tus sentimientos no los podría mantener controlados ni con servilletas, ni con cartas, ni con camareros extraños. Tampoco lo lograría con Luz, LA SEÑORA con mayúsculas, quien permanecerá a tu lado hasta que tú quieras. 

Volviendo al pasado, a lo que no recuerdas, te prometo que no pude pararlo a tiempo y por ello te pido disculpas. Desconfié de ti y de tu amor por mí. Jamás me imaginé que me quisieras tanto como has demostrado a lo largo de nuestra relación. Me has querido demasiado, lo sabes. Yo sentía que te amaba pero ahora sé que al hacerte todo esto, lo mío no es amor. Es solo desconfianza, celos y locura. Si no, ¿por qué planificaría algo que solo te causara dolor? Escribí dos cartas para ti y nunca imaginé que fueras a leer las dos, ¡me rompiste los esquemas! Si te hubieras rendido en la primera carta me hubiese enzarzado contigo en una de esas discusiones que terminan con portazo. Si hubieras seguido hasta el último punto del casi infinito, por el contrario, me disculparía contigo e intentaría dormir contigo esa noche. 

Nada de eso ocurrió. Todas las palabras que te escribí son mentira, excepto estas. Mediante este texto intento que entiendas que lo que te he hecho ha sido fruto de mi inseguridad y quizá por malicia. Mi cabeza necesitaba saber cuánto me amabas, cuánto aguantarías por mí, en qué momento te darías por vencido... Es incomprensible, lo sé. Me tendría que bastar con nuestros dulces despertares, con los momentos en aquel viejo colchón, pero no ha sido así. 

Nunca es suficiente para mí. 

Eres perfecto y sé que jamás encontraré a alguien tan bueno como tú. Eres único y yo, para tu tranquilidad, también. Jamás te cruzarás con una loca como yo. Nadie tiene que poner a prueba a la persona que tiene a su lado y yo lo he hecho. Nadie tiene que controlar tus pasos como yo intenté hacerlo. Nadie,Luca. Nadie. 

Solo espero que esta carta te haga abrir los ojos: amas demasiado. Ámate a ti mismo. 

Hasta nunca, Luca. Que tú me olvides solo SERÁ CUESTIÓN DE VERANOS, cariño.

P.D: Ámate y olvídame.

-Luca, ¿estás bien? -me preguntó una señora a la que no conozco-. ¿Luca?
-¿Supongo que usted será la señora de la que Zaida trata aquí, verdad? -le consulté mostrándole las páginas que agarraba entre las dos manos-.
-Sí, cariño. Soy Luz.
-Luz...-repetí intentado recordarla-.
-Es la primera vez que conoces mi nombre, no te preocupes si no recuerdas el momento en que me conociste porque jamás te conté que me llamo Luz.
-Ah vale- respondí sin entender nada-. Esto es una ruptura, ¿no? Zaida me ha dejado, otra vez. No recuerdo la primera pero esta se me ha clavado en el corazón.

De pronto la señora comenzó a leer la carta en voz alta y según pronunciaba una palabra tras otra, mi memoria se puso en marcha. Cantidad de imágines se apoderaban de mí; imáganes en las que me veía a mí mismo recorrer calles desconocidas, entrar en bares desconocidos y charlas con gente...desconocida. Todas esas imágenes resultaron ser pinceladas de recuerdos que poco a poco completaban la historia que Zaida compuso para mí.

-¡Espere! -le interrumpí-. Estoy recordando el sabor del café que usted me preparó en alguna ocasión.

Asintió sonriente.

-También recuerdo que me animó a seguir buscando a Zaida, -agachó la cabeza- no le guardo rencor. ¿Y sabe qué? -respiré hondo-. Me alegro de que Zaida haya roto esta mentira en la que estaba sumergido. Me ha dejado como a una colilla pisoteada en el frío asfalto pero saldré adelante. Me agrada que haya salido la verdadera Zaida, quien puede ser demasiado malvada y desconfiada. No le deseo nada malo, de hecho mentiría si te dijera que ya no la amo pero nadie se merece el infierno que ella me preparó, por antojo. Sé que lograré olvidarme de ella, será cuestión de veranos.

P.D: En una relación cuando hay más dolor que amor, todo falla. Si una relación significa control, desconfianza, mentiras y celos...Ya no es amor. Tampoco lo es lo que siente alguien que roza la locura de Zaida, pobre desgraciada; a pesar de su belleza, carisma y conseguir que el hombre más bondadoso del planeta se despertara junto a ella, no fue capaz de amar verdaderamente.

Gracias a todas las personas que me seguís en cada post.
Gracias por seguir esta historia.
Y siento no haber terminado "felizmente" este relato de (escaso) amor.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Será cuestión de veranos XI.



-Buenos días cariño, ¿has dormido bien? -me preguntó Zaida con expresión preocupante-.
-Hola Zaida, sí...Supongo que sí - conseguí contestar-. Pero me duele mucho la cabeza, siento que no tengo fuerzas para levantarme de esta puta cama. ¿Qué hacemos aquí?
-Tranquilo Luca, la doctora estará al llegar. Todos los días viene a la misma hora cariño - dijo riéndose-.
-¿Todos los días? ¿Cúanto tiempo llevo aquí?
-Luca no me vaciles, por favor. -me advirtió-. Ya no tiene gracia.
-Zaida, ¿cuántos putos días llevamos aquí? ¡Dímelo! -grité-. ¡Dímelo!

De pronto se abrió la puerta, entró la doctora y Zaida aprovechó para pensar la respuesta que me daría a continuación:
-Unos días cariño, no te preocupes. 
-¿Qué pasa aquí, chicos? -preguntó la amable doctora-. No tenéis muy buena cara hoy.
-Doctora, ¿cúantos días llevo aquí?- dije rápidamente-. 
-Bueno Luca, llevas cerca de un mes. Veintisiete días, para ser exactos. 

¿Perdona? 

-Debes conservar la calma, pues te hará falta, ¿vale muchacho? -siguió hablando-. Te trajeron aquí sin conocimiento y tu cuerpo funciona con total normalidad aunque todavía no has recuperado la memoria. Estamos trabajando en ello. De hecho Zaida te está ayudando mucho, ¿verdad cielo? - se dirigió a Zaida pero no contestó-. Zaida, ¿estás bien?
-¿Qué? Ah sí, sí, doctora. Todo bien. ¡De puta madre! ¿Sabes qué? No aguanto más, Luca no mejora y yo quiero contárselo todo de una vez.

La doctora asesinó a mi chica con la mirada. 

-¿Alguien me puede explicar algo? Me va a estallar la cabeza, joder. - dije mientras hacía esfuerzos por respirar-. Y el pecho también me duele.

Las dos mujeres que tenía a los pies de mi cama se miraron y Zaida se sentó a mi lado.

Se avecina tormenta. 

-Luca cariño, estoy harta. Llevamos casi un mes aquí y todos los días mantenemos esta misma conversación. No consigues recordar nada. A la mañana cuando te has despertado tenía la esperanza de que hoy te estuvieras riendo de mí y recordaras algo.
-Pero yo sé quién eres, a ti sí que te recuerdo, ¿no ves que te he llamado por tu nombre?
-Sí pero no sabes cómo llegamos hasta aquí, ¿no?
-No, claro que no.
-Siento interrumpir pero tenemos que hacerte algunas pruebas Luca, en cuanto terminemos seguís charlando, ¿vale?

De pronto la doctora no me parecía tan amable como al principio y me sentía tonto, como si fuera un niño de cinco años al que le hablan lento y bajito para que lo entienda todo. 

-¿Qué tal las pruebas Luca?- me preguntó Zaida en cuanto el celador me llevó a la habitación-. Siéntate.
-Estoy bien pero quiero seguir hablando de lo de antes. -le advertí-. Que no se te olvide.
-¿Cómo dices? 
-Que me lo cuentes todo de una puta vez, Zaida. Te has quedado en explicarme cómo hemos llegado hasta aquí.
 -¿Puedes recordarlo? Han pasado más de dos horas, Luca. ¡Estás recordando cariño! 

jueves, 5 de noviembre de 2015

Será cuestión de veranos X.

-¿Qué razón?
-Zaida me prometío, y algún trabajador de este bar sabrá de lo que hablo, que ella estaría aquí esperándote en el caso de que llegaras a esta este último punto del infinito.
-Eso me lo has dicho hace dos minutos, ¡no soy tonto! Tú también escondes algo, estoy totalmente seguro. Me ha quedado clarísimo que Zaida me citaría aquí en el caso de que yo recorriera todos los putos bares, pero no ha ocurrido ni una cosa ni la otra.

De pronto vi que la camarera me estaba haciendo señales incomprensibles.

-Acércate Luca tendrá algo interesante que contarte.

Está bien.

-Ya es suficiente, ¿no crees? - me preguntó en tono violento-. Estás haciendo el puto ridículo, tío.

¡Qué demonios! 

-¿A qué hostias te refieres? ¡No me conoces de nada! ¿O sí? - le grité insistente-. ¡Dime!

-Te conozco y no poco. Sé quién eres tú y se quién es aquella señora. Solo falta Zaida para que estemos todos pero creo que si no ha aparecido ya...
-Si no ha aparecido ya...¿Qué?- le vacilé-. ¡Que me lo digas!
-Relájate tío, ya nada va a empeorar. La has liado pero bien, nos has roto todos los esquemas.

Mi mente no procesaba más información. Lo único que necesitaba era abrazar a Zaida y llevarla conmigo a casa. Nada más.

Ojalá. 

Volví a la realidad y me di cuenta de que la expresión de la cara de la mujer que me mira fijamente había cambiado.

Compasión. Eso es lo que su rostro transmite.

-Sentémonos, Luca.

Mi nombre suenta tan raro en voces desconocidas...

-Quiero irme, no agunto más. Si Zaida no va a venir yo me voy. -admití entre lágrimas-. No puedo más.
-Espera Luca, solo serán unos minutos más. Lo que te ha dicho esta señora es verdad. Desde el principio hasta el fin. Tú has cambiado el curso de las cosas y eso ha hecho que Zaida haya decidido no venir.
-¿Has hablado con ella? -pregunté aliviado-.
-Sí. Está bloqueada, no sabe cómo salir de esta especie de laberinto que ha formado para ti.
-¿Por qué me hace esto?
-Solo sé que te quiere, que las palabras que has leído en la carta que te he entregado son falsas.

Mi corazón se paralizó. Las manos comenzaron a temblarme y no me salía la voz. 

-Luca tranquilízate porque lo vuestro se va a arreglar -me aseguró-. Lo sé con certeza.

¿Hay algo que arreglar? 

-Voy a conseguir que Zaida venga aunque me cueste.
-No hace falta estoy aquí.

¡Es Zaida! ¡Zaida está a dos metros de mí! Ahora es mi cuerpo el que se ha paralizado y mi corazón, ya recuperado, no deja de palpitar cada vez más rápido, incluso me causa dolor. 

-Luca, ¿estás bien? - me preguntó-. ¡Luca! ¡Luca!

Desde aquel momento no consigo recordar nada, solo sé lo que me va contando Zaida mientras me hace compañía en la habitación del hospital.

Será cuestión de veranos IX.

-Pero...¿Qué haces tú aquí? -pregunté aliviado-. No te esperaba.
-Luca cariño...Estás temblando. -me susurró al oído mientras me abrazaba-. Vengo para que termine todo esto de una vez. No mereces sufrir más y yo soy partícipe de todo esto. Has leído la segunda carta, ¿y por eso has reaccionado de esta forma?
-Claro. No he podido soportarlo. ¡No entiendo nada! ¡Estoy harto!

Ella me agarró del hombro y con solo una mirada entendí que debía recoger todo lo que había tirado.

-Sentémonos aquí mismo Luca.

Está bien.

-Y escucha atentamente.

Está bien.

-Zaida lo tenía todo planeado, ¿sabes? Ella diseñó dos rutas para ti: la corta con carta de amor y la larga con carta de desamor.

¡Qué mierdas es esto! 

-La corta, como te comenté, consistía en que yo te diera ciertas pistas para que dejaras de buscarla o me preguntaras por ella. Vamos, que de alguna manera tú mismo me hicieras ver que eres Luca, aunque yo ya lo supiera.

Suspiré.

-Yo sabía quién eras desde que cruzaste la puerta de mi local pero Zaida me exigió que te diera la carta cuando tú me preguntaras por ella. O cuando realmente te viera muy afectado. ¿Recuerdas cuándo te la di?

Asentí.

-Te comenté que no tenías brillo en los ojos y fue por eso que te di la carta.
-Ya no tenía esperanzas de buscarla -aseguré-.
-Por eso era el mejor momento.
-A ver si lo entiendo...-tomé aire durante unos segundos-, se supone que Zaida te pidió que me dieras la carta cuando yo te preguntara por ella, estuviera muy mal o hiciera alguna señal de que la estaba buscando.

Asintió.

-Y se supone también que ella en esa carta me pedía que no buscara más y que la olvidara. Se supone que..
-Se supone, se supone, se supone... - dijo con tono de burla-. Sí, se supone que ella nos pidió a los dos que siguiéramos sus palabras pero no lo hicimos.
-¿Entonces por qué me animaste a seguir buscando si sabías que Zaida me pidió lo contrario? ¡Incluso a ti te lo pidió! - grité-. Te dijo que trataras de conseguir que yo sufriera lo mínimo y en vez de aconsejarme lo mejor para mí me incitas al dolor, a la búsqueda, a Zaida...¡Joder!
-Luca escúchame por favor. Si yo te animé a que lo hicieras fue porque creía en Zaida. Y en ti. Y en lo vuestro. ¡Creí en vuestra historia!

Suspiré más hondo que las anteriores veces y ella me acarició la mejilla.

-La dirección que te di te llevó directamente donde Zaida.
-¡Mentira! Zaida no estaba allí. Comencé a tocar la puerta, después empecé a golpearla e incluso a patearla. Salió un chico a la ventana y me dijo que me fuera.
-Entonces fue él quien te dio las instrucciones para llegar hasta aquí, ¿no? - preguntó con una expresión rara en su arrugado rostro-.
-No, no. Alguien pasó un papel por debajo de la puerta mientras el chico seguía en la ventana.  
-Eso no entraba en los planes - me aseguró frunciendo el ceño-.
-¿A qué te refieres? 
-Zaida me contó que si cogías el camino largo y por lo tanto pasabas por todos los bares cuando te encontraras en aquel punto...- tomó aire antes de seguir-, ella misma te pidiría que te marcharas de allí. Y lo más importante: te citaría donde ahora mismo estamos.
-¿Y?- fue lo único que se me ocurrió preguntar-. Yo en realidad no he realizado el camino largo al completo porque no he pasado por todos los puntos del maldito casi-infinito. 
-¡Claro! Ella debe saber todo esto. 
-¿Y por qué Zaida ha cambiado a última hora de planes? - pregunté estrañado-. 
-Luca cariño, -me tomó de la mano- porque tú también cambiaste de planes a última hora. Ella, de alguna forma que desconocemos, sabe que leíste la carta que yo te entregué y que a pesar de ello continuaste el camino hasta aquí. 
-Exacto...Zaida pensaría que yo solo tomaría un camino y que solo leería una carta. 
-Ella se habrá bloqueado al saber que has averiguado ambos caminos, ambas cartas. Cuando me contó todo el plan en ningún momento mencionamos la posibilidad de que leyeras las dos cartas. 
-Pero..¿Cómo puede saber Zaida todo esto? ¿En qué quedastéis? 
-No tengo ni idea, Luca. Quedamos en que si recurrías a mí yo te entregaría la carta y cuidaría de ti, pero que nunca te explicaría nada de esto. Ya te digo que en ningún momento pensamos en que tú siguieras buscándola. Pero fue ver tus ojos y no poder evitar animarte a seguir. 
-¿Por qué lo hiciste? No puede ser solo porque creyeras en nuestra historia de amor. No me lo creo - le advertí mirándola fijamente a los ojos-. No me lo creo. 
-En realidad hay otra razón.

Los dos suspiramos a la vez.