martes, 15 de diciembre de 2015

La noche que soñé para Sánchez y Rajoy.



Ayer fue una de esas grandes noches, comparables a la mejor fiesta con tus amigas, a la mejor cita con tu chico o al mejor abrazo con tu madre. Fue una gran noche, para mí, porque me siento inmensamente agradecida del momento político que estamos viviendo este año a puntito de terminar. Olvidando todo lo malo, y siendo conscientes de que gracias a todo ello tenemos fuerzas políticas que luchan para destapar todos los botes que contienen malos olores, hay que sonreír, como diría Pablo Iglesias. 

Uno de los momentos más bonitos y emotivos que quedarán para la historia de futuras generaciones es el minuto de oro de Iglesias en el Debate del siete de diciembre, que aunque no es quien se llevará mi voto en las elecciones del veinte de diciembre, hizo que en esos sesenta segundos pasase de fruncir el ceño mientras escuchaba todas las cosas que no podía olvidar, a sonreír "porque sí se puede" o por lo menos, porque lo sentí como un rayo de esperanza en toda esa oscuridad que generaron Rivera, Sánchez y Sáen de Santamaría.


Volviendo al tema que realmente quiero tratar, retomamos las figuras de Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, totalmente prescindibles del panorama político. A los hechos me remito. Desde mi humilde opinión creo que el debate fue favorable para Sánchez, era su último cartucho y quiso aprovecharlo al máximo. Quizá fue demasiado. Ganar a Rajoy era fácil, solo se necesitaban los datos que le causaron nerviosismo a todos los populares y lo logró. El error fue caer en el insulto. ¿O no fue un insulto?


Yo opino como Jordi Évole, quien en la siguiente imagen sintetiza exactamente a lo que me refiero:                
Sánchez ha conseguido que con su grandiosa frase se ignore todo lo bueno que hizo en el debate: recordar a la población lo que el señor Rajoy y su equipo ha conseguido en estos cuatro años (que me han parecido ocho). Aunque debo admitir, con algo de malicia, que me encantó ver a Rajoy colorado como un tomate y con el bolígrafo que difícilmente mantenía entre manos por culpa de los tembleques, intentado escusarse e inlcuso  insultando, también a Sánchez. Fue divertido, cuanto menos. Vergonzoso para muchos.




Vídeos como este son el clarísimo ejemplo de que la población no debería votar a ninguno de los dos partidos a los que representan. Ya no. Los tiempos avanzan, y con ello también deberíamos hacerlo todos. Hay que dejar paso a las nuevas generaciones, a las nuevas formas de hacer política, a los nuevos. Es obvio que el gran perdedor de ayer fue Rajoy, pero ¿ganó Sánchez? Creo que no. Los que ganamos fuimos nosotros, los espectadores, quienes a estas alturas de la camapaña deberíamos tener claro nuestro voto. Si todavía no sabéis a quién votar, dentro de unos días subiré un post en el que explicaré brevemente las Reformas Constitucionales que quieren hacer los siguientes partidos: PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos y obviamente, Izquierda Unida. Quizá os ayude a entender cuál es la necesidad de reformar nuestra Carta Magna y qué reformas van más con vuestros ideales.










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