Tampoco es una metáfora.
Es la cena a la que un desconocido (que en breves se convertirá en compañero de piso) me ha invitado.
Sí, es una pizza rara, diferente y especial. De hecho cuando la he probado se me ha olvidado que nunca me han gustado las gambas.
¡Qué cosas!
Yo comiendo gambas con un desconocido. Ha sido divertido conocer a alguien que come pizza con cuchillo y tenedor mientras yo sujetaba la porción con la mano derecha y contínuamente la movía a la izquierda para chuparme los dedos sin que se notara mucho.
Hoy es la primera noche que voy a dormir sola en este nuevo piso y muchos pensamientos se pasean por aquí para que no olvide que hoy, como dice mi sobrino vuelve a empezar "mi nueva vida".
¿Creen ustedes que alguien se hubiera podido negar a esa extraña pizza de gambas aunque las odie?
No.
Al menos no debería porque la vida es eso, ¿no? Probar.
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