Este tatuaje me lo hice el 14 de septiembre y es el cuarto que tengo. Cada día me gusta más y estoy encantada. Como veis es sencillo, fino y pequeño. Tres principios básicos que sigo desde la primera vez que me tatué y que de momento mantendré.
A simple vista quizá solo se vean dos corazones pero tiene mucha historia como todos mis tatuajes. Y hoy, os la voy a contar. Obviamente son dos corazones pero si os fijáis están sin terminar, no son completos y además están unidos, entrelazados. En esto se basa mi relación con "mis emes". ¡Ah, que no lo había dicho! Si seguís mirando la fotografía también podréis apreciar dos emes, que son las que forman los dos corazones en sí mismos. Pues bien, uno es por Miriam y otro por Miren, mis dos mejores amigas.
MIS EMES.
Tanto el tatuaje como mi explicación sobre el mismo es bien simple y eso es lo que día tras día me gusta más. Además de ser un adorno, un complemento, un capricho y una pequeña adicción esto de ir acumulando personas en mi piel me hace inmensamente feliz y orgullosa de apostar a ciegas por las cuestiones que sé que son para siempre.
Estas emes, estos corazones son incompletos los unos sin los otros. Están sin terminar como nuestra historia, que nunca tendrá un final. Y están abiertos porque es una amistad sana, en la que vamos de la mano, no atadas. Por todo eso y mucho más, me tatuaría una y otra vez por ellas.
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