Adoro a Sócrates y su famosa frase "yo sólo sé que no sé nada". Me siento totalmente identificada con esas palabras, porque a medida que van pasando los días, mi conocimiento se ve reducido. No hablo de matemáticas, la ciencia que no estudio hace años. No hablo de física ni química. Tampoco de ortografía. Hablo de los seres humanos, del respeto, de la honestidad. Hablo de la ignorancia, de los derechos. Me refiero a la mujer y al hombre. Hablo de España.
España es un país donde viven más de 47 millones de personas con las que el Gobierno y sus componentes juegan y se divierten. Y es que claro, hay que comprender a Rajoy, "el presi", porque ha vuelto a su niñez. Se cree poderoso, nos mira desde arriba. Para él solo somos números en rojo, restos de basura amontonada en las colas del paro y rebeldes (que se dedican a quemar basuras y golpear a policías) en las calles. Vamos, molestias varias.
Digo eso de que "yo sólo sé que no sé nada" porque en mi vida me imaginaba que un hombre pudiera hacerlo todo tan mal. Podéis llamarme ilusa, pero admito que todavía hoy se me hace impensable que millones de personas fueran tan ignorantes de apoyar a alguien como él. Pobrecillo, la culpa de ser tan arcaico no la tiene él. La culpa es de la historia que (se supone) que hay que conservarla y defenderla tal y como era en el pasado. ¿No sabéis a qué me refiero?
Me refiero a que las mujeres tenemos que ser sumisas y dedicarnos a traer hijos al mundo que quizá no queramos. Sí chicas, sí... Me temo que tendremos que ir todos los domingos a misa y que obviamente nos casaremos en la casa del Señor este que nos espera en el cielo. Me temo que tendremos que asumir el pequeño riesgo de infectarnos con cualquier enfermedad de transmisión sexual porque los preservativos son pecado. Y ni hablar de las píldoras del día después. Ni lo penséis. Todas a tener hijos, que tenemos un Señor en el cielo y otro señor en el Gobierno que defienden los derechos de los seres humanos, que tienen la Sanidad y Educación entre algodones de azúcar y que ante todo hacen que todo el mundo se sienta orgullosos de ellos.
P.D: Ojalá la madre de alguien hubiera abortado. ¡Ah no, no! Que según dice Ana Botella "no hay nada más progresista que defender la vida".
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