El 26 de junio fue un día decisivo para Isabel G., Pilar B. y Leizuri E. . Como todos los domingos quedaron para desayunar en una cafetería sin saber que aquel día iba a ser especial. Pilar y Leizuri, hija y nieta de Isabel respectivamente, desconocían lo que ella les iba a contar. "Les dije que no iba a votar y que no intentaran convencerme", recuerda la señora mientras vierte la sacarina en el café. "Yo le pregunté si estaba loca", admite su nieta con el rostro serio. Pilar con intención de calmar los ánimos explica que su madre siempre ha sido una persona "muy comprometida" con la política y que les cayó como un "jarro de agua fría" que tomara la decisión de "desaprovechar" su derecho a voto.
Mientras toman café y prueban la nueva tarta de queso del establecimiento, Isabel comienza a explicar las razones por las que decidió, a sus 80 años, no dar su voto a ningún partido político: "Engañada y enfadada no tuve valor de ir a votar a mi partido". Avergonzada por el pacto que el PSOE firmó con Ciudadanos se "negó en rotundo" a darles una segunda oportunidad. "No miraron al pueblo. Me dio la sensación de que lo
único importante era alcanzar el poder y eso no me gusta", añade Isabel. "Toda la vida luchando por unos valores y principios dignos y se venden por un estrechón de manos", sentencia la señora cruzándose de brazos.
"Yo sí que fui", interrumpe Leizuri. "Contenta y feliz". Su madre y su abuela le inculcaron desde bien pequeña algunos conocimientos básicos sobre el funcionamiento de la política del país y ella, a sus 27 años, metió la papeleta de Unidos Podemos en el sobre. "Es obvio que es la única formación con opciones de ganar al Partido Popular", explica con soltura. "Los cambios se están produciendo más despacio de lo que esperaba pero estoy segura de que llegaremos al poder y cambiaremos este país, de arriba a abajo".
Leizuri es la ilusión y la positividad personificada. Su abuela Isabel lo ve todo "más negro" y aunque tiene mucha confianza en las nuevas formaciones cree que se están "patinando". Pilar, se encuentra en un punto muerto pero fiel a sus principios sigue apostando por Izquierda Unida: "Es el único partido verdaderamente feminista, ecologista y republicano que hay en España", recuerda. "Sé que la situación está bloqueada y que no llegará a ser el próximo partido del Gobierno pero les seguiré votando porque necesito que estén ocupando sillones para dar voz a quienes no la tienen". Pilar admira la coherencia y honestidad con la que se caracteriza Alberto Garzón.
"Cuando yo era más joven que mi nieta, a mí no me paraba ni mi padre ni mi marido", recuerda Isabel con orgullo. "Ahora ya soy vieja y tengo que dejar paso a las demás. Mira mi hija, fiel a sus ideales y mi nieta es como un huracán", dice mientras se ríe. Pilar explica que vivió con mucho miedo las reuniones secretas a las que acudía en Vitoria-Gasteiz junto a más jóvenes en los ochenta: "Lo hacíamos todo en absoluta discreción porque no queríamos correr riesgos". En aquellos encuentros ideaban planes como manifestaciones y concentraciones para protestar "casi por cualquier cosa". Se sentía "viva, poderosa y feliz". Aquellos años fueron decisivos para la formación de Izquierda Unida que se legalizó en noviembre de 1992: "Leizuri tenía solo cuatro añitos pero mi marido y yo decidimos festejarlo en un bar del barrio junto a nuestras amistades y recuerdo aquel día como uno de los más felices de mi vida".
Leizuri, que no recuerda aquellos acontecimientos, se suma a la conversación presumiendo que ella ha vivido el "resurgimiento" de nuevas ideas. "Lo que estamos viviendo es la hostia, por fin tenemos una cara B al plan que tienen los de traje y corbata", le dice a su abuela esperando una respuesta. "No hace falta tener el pelo largo e ir con una camisa arrugada para parecer menos político", le espeta. Otro debate. Otra pequeña tensión. Pilar suspira, acostumbrada a las pequeñas riñas entre la más joven y la más mayor del clan.
Con el café ya frío y la tarta de queso casi intacta, terminan la conversación entre risas y miradas cómplices, sin que el PSOE sepa que ha perdido una fiel votante, sin que Alberto Garzón conozca a su fan incondicional y sin que Unidos Podemos esté capitaneado por Leizuri. “De momento”, adelanta su orgullosa abuela.