viernes, 27 de septiembre de 2013

'Te he sentido'.

Hoy te he sentido nada más subirme al bus. Te he buscado entre la gente, pero no te he encontrado.

He llegado a oír que gritabas mi nombre. He reconocido tu risa entre la multitud. Y he olido tu colonia.

Me he sentado, decepcionada, con la esperanza de que tus brazos me sorprendieran por detrás. Nada. Tampoco nos hemos encontrado al salir del maldito bus.

Eso no ha hecho que tu olor se fuera de mi piel, y tampoco que tu voz hiciera eco en mi ser.

¿Qué pasa? No entiendo nada, y empiezo a pensar que todo esto no es real. ¿Puede ser un sueño? A lo mejor estoy loca. Pero juro que aunque sea prácticamente imposible, hoy, te he sentido.

jueves, 26 de septiembre de 2013

"Por amarte tanto..."

"Siempre te perdoné porque antes era fácil.
 Cuando quieres a alquien lo perdonas sin más.
 Pero ahora que mi amor está tan deteriorado..."

¿Qué triste, verdad? Estar con la persona a la que quieres, sabiendo que te engaña. Te miente. Pero tú sigues ahí, con él. Sonriendo. Fingiendo no darte cuenta. 

¿Recuerdas lo que te enamoró? Su sonrisa, su pelo rizado, y esos ojos que hacían que te perdieras mirándolos. Las manos, suaves y grandes. Sus brazos, tan fuertes que no sentías el miedo si te rodeaba con ellos.

Vuestra relación se ha convertido en una guerra fría. Palabras vacías y silencios cargados de tensión y miedo. Le quieres, pero nunca habías soñado terminar así. Triste, desolada; sintiéndote una mierda. 

No te valora. No te respeta. Y todavía sigues a su lado, inmóvil, esperando a que el milagro que todas las noches le pides al cielo, llegue, y os saque de ese laberinto (¿con salida?).

¡Despierta,joder! Habéis caído tan, tan bajo que nadie os podrá devolver lo que tuvisteis. Levántate, despréndete de su olor, coge la puerta y vete. ¡Desaparece!
Si él te quisiera jamás te hubiera puesto la mano encima. 
Si él te quisiera jamás te hubiera insultado.

Prometió amarte para siempre y despertarte a besos. 
Prometió cuidarte y evitar cualquier sufrimiento.
Prometió tanto y cumplió tan poco, que lo mejor que puedes hacer es valorarte como nunca antes has hecho, y huir. Olvidarte de sus manos que por el día te acariciaban, y por la noche pintaban de morado tu piel.




domingo, 22 de septiembre de 2013

"Cierra ojos"

UNDÉCIMO CAPÍTULO:

-Perdona mujer, solo quería saludarte. No pretendía que te asustaras, ni ser descarado contigo. Te veo aquí tan sola, que creía que te apetecería rodearte de alguien.
-¿De alguien que no seas tú? Estaría de puta madre - dijo irónicamente Martina-. Pero no...Solo se pude acercar a el pesado de turno, el chiflado que persigue a mujeres. ¡No sé ni qué coño hago hablando contigo!

Se fue. Y dejó a deber la copa que se había bebido durante su corta pero intensa estancia en aquel Pub. Se marchó dando un portazo y sin mirar hacia atrás avanzó por la carretera lo más rápido que pudo, puesto que los zapatos de tacón no ayudaban a que pudiera correr sin hacerse daño.

No tenía ningún sitio (aparte de su casa) para aislarse del mundo y la playa estaba prohibida ya que su atuendo no era el adecuado para pasear. Pensó en lugares, en personas...Y nada. Fue entonces cuando asumió que estaba sola.

El hombre tan guapo que la "acosaba" demostraba mucho interés, pero Martina estaba cagada. Hacía años que no se dejaba querer por un hombre, y esos recuerdos le removían tanto odio y dolor, que prefería acostarse (y dejarse querer) por mujeres (o en ocasiones por chavalas que aún no habían terminado la Universidad).

"No sé qué puedo hacer. ¡Para un día que me pongo guapa! Tendré que llamarla, seguro que cae rendida a mis pies" pensó. "Bueno mejor le mando un mensaje, y así no nota la voz de desesperada que debo tener ahora mismo".

"Hola otra vez. Lo he pensado mejor y acepto tu invitación: cervezas, pizza y peli. Te espero en mi casa".

El timbre sonó a los diez minutos de que Martina llegara al apartamento. Se sentía nerviosa, como cuando tenía citas a ciegas. Aunque la situación no se pareciera ni en lo más mínimo, la profesora maquinaba la frase que diría al abrir la puerta, para simular que estaba tranquila y despreocupada.

Besó sus labios. Ni frases tontas, ni palabras comprometidas. Le plantó un beso de película, y antes de que se cerrara la puerta, las ropas habían desaparecido.


martes, 17 de septiembre de 2013

"Cierra los ojos"

DÉCIMO CAPÍTULO:

Sonó el despertador, y Martina odió lo habido y por haber. Esa noche de jueves no pudo dormir nada "gracias" al mensaje que recibió en el teléfono móvil.
No podía creer que aquel mensaje en general, y la propuesta de cena improvisada en particular, le hubieran quitado el sueño.

Inquieta. Así se definiría el estado de Martina. Tenía dos opciones: contestar, o ignorar el mensaje. Si lo contestaba, tenía otras dos opciones: aceptar o denegar la invitación. Si lo ignoraba...Puede que todo le resultara más fácil.

"No contestaré al mensaje" repetía por los pasillos de su desordenado apartamento. No se lo creía ni ella misma, porque en el fondo conoce sus debilidades, y termina respondiendo.

 "Hola! No me he ido del país, aunque puede que hubiera sido la mejor solución. Me va todo      genial, espero que a ti también. Sinceramente no me apetece volver a verte, creo que volveríamos a cagarla. De todas formas, te mando un beso!"

Mentira. A Martina no le va genial.Y tampoco se lo desea a nadie. Se muere por volver a verla.

Hoy le apetece arreglarse, cosa que hacía semanas no le ocurría.
Elige el vestido más escotado que tiene en el armario, unos taconazos, y directa a la peluquería. Quiere cambiar de look, se quiere sentir guapa y atractiva. Como antes.
Su problema es que si alguien no le repite todas las mañanas lo bella que es, no se lo cree. Y hace tanto que nadie le dice algo parecido...

Increíblemente, se siente preciosa y con paso firme se dirige al Pub del pueblo, a ver si puede llamar la atención de alguna mujer. O de un hombre, ya no le importa.
Siente que todos los allí presentes la miran. Incluso un par de jóvenes que se encuentran en la barra murmuran sobre ella.
No se siente cómoda, pero decide quedarse allí, para provocar a los hombres. Le gusta gustar, sentir que la desean. De pronto nota la mano de alguien en su cintura, y vuelve la cara para saber quién es.

-¡Quita la mano de mi cintura, idiota! A ti te pone que te digan que no, ¿verdad?


sábado, 14 de septiembre de 2013

'Las voces mentían'.

Las voces mentían y las miradas traicionaban.

Sí. Así es. Él la admiraba tanto, que temía perderla y no resultar lo suficientemente bueno para ella. Ella lo adoraba tanto, que temía no conservarlo a su lado al sincerarse con él.

Ninguno de los dos fue sincero, pero ambos eran conscientes de los sentimientos que nacieron el mismo día en que se conocieron.
Aquel pequeño bar fue testigo de la historia de amor que nunca ha sido contada.
Se respetaban y se querían. Habría sido cuestión de besos el hecho de amarse a gritos.

No tuvieron valor para luchar y prefirieron engañarse actuando a ser amigos. Pero la vida es así...

Ella se marchó sin explicaciones. Él la intentó olvidar acariciando otros cuerpos, pero no lo consiguió.

Hace algunos días que se vieron, y sus miradas tienen luz. Empeñados en negar lo evidente, le dan razones al destino para que algún día, el menos esperado, la voz siga los pasos de los ojos.

lunes, 9 de septiembre de 2013

'Cierra los ojos'.

NOVENO CAPÍTULO:

Algunos tímidos rayos de sol se colaron por entre las viejas persianas de madera despertando, así, a Martina.
Metió la cabeza debajo del edredón pero tal era la claridad que se había creado en aquel cuarto desordenado, que optó por levantarse.

Miró a la izquierda y solo vio mierda; objetos sin valor, ropa sucia, recuerdos de los que desprenderse...
Miró a la derecha y se encontró con más mierda; maletas vacías, restos de comida y algún que otro pañuelo de papel.

Fuera hacía un día maravilloso, y al levantarse de mejor humor, aprovechó para ordenar su habitación, a la vez que hacía lo mismo con su mente.
Almacenó todas las fotos donde aparecía junto a Raquel. Retiró los objetos sin valor, como por ejemplo frascos de colonia vacíos. Metió toda la basura en una bolsa, y salió a la calle para desprenderse de todos los malos olores que había causado la mezcla que se creó en aquel saco de plástico duro.

No se encontró con nadie. "¡Menos mal!" pensó para sus adentros. Caminó sin parar por el pueblo hasta que sus pies pudieron tocar la arena. Húmeda. Suave. Como a ella le gustaba.

Paseó por la orilla y se tendió un rato boca arriba, con intención de dejar de parecerse a un vampiro. Lo logró. Consiguió dejar de lado su pálida piel, para parecerse a cualquier francés que se puede encontrar a lo largo de Agosto en la Costa del Sol. Roja e inflamada. Así fue su piel en los próximos días.

'Hola Martina. No sé nada de ti desde hace tiempo, y te echo de menos. Espero que no te hayas largado del país ni nada de eso. No sé si pasarme por el pueblo y presentarme en tu casa. Te apetecen unas birras y una pizza? Contéstame, por favor".

Ese mensaje de texto hizo que la profesora no pudiera conciliar el sueño el jueves por la noche.

martes, 3 de septiembre de 2013

'Cierra los ojos'.

OCTAVO CAPÍTULO:

Una mano acarició el húmedo cabello de la profesora. Cálida y suave. Así era la mano.

Martina miró hacia atrás y se encontró con la penetrante mirada que le lanzaron dos ojos negros. Negros y desconocidos.

-Tranquila, yo estoy aquí. -le dijo el dueño de los preciosos ojos-.
Sentado detrás , con los pantalones blancos de lino empapados, rodeando su cintura con los brazos más musculosos que jamás había tenido tan cerca.

Los minutos que invirtieron mirando al mar fueron un tanto incómodos, ya que ninguno de los dos articulaba palabra.

-Gracias por acompañarme, pero tengo que regresar a casa. No sé por qué lo has hecho, supongo que no tenías nada mejor que hacer...Pero gracias.
-Espera, no te levantes. -le dijo el hombre agarrándole del brazo-. A lo mejor te asustas, pero llevo observándote algún tiempo y esta ha sido la mejor ocasión para poder acercarme a ti,y conocerte.
-¿Pero qué me estás contando? ¡Tú estás loco! No te acerques nunca más a mí. ¡Nunca!

Martina se levantó y echó a correr. A los diez metros tuvo que parar, pero al mirar hacia atrás, él no estaba allí. Se sentía rara, nunca le había ocurrido algo parecido, pero en el fondo aquel hombre le produció algún extraño cosquilleo, y desprecio a la vez.

Llegó a casa, se bañó y se metió a la cama; horas después se despertaría con los primeros rayos de sol.

lunes, 2 de septiembre de 2013

'Para Mireia'.

Dicen que las apariencias engañan.
Y también dicen que la amistad se consolida con el tiempo. Estoy de acuerdo con la primera afirmación, pero no con la segunda.

Hacía años que ella veraneaba en mi pueblo pero nunca habíamos cruzado palabra alguna. Miradas, en cambio, más de una.
La imagen que ella me transmitía no daba lugar a que la amistad nos uniera.

Verano tras verano, ella reaparecía, pero no entraba en mi vida. Hasta este año, en el que ella, Mireia, ha entrado dándole un giro a mi vida. Aire fresco.

Te agradezco en el alma que hayamos dejado los perjuicios atrás y que hayamos dado el paso a conocernos.
Me has contado tu vida, tus secretos e inquietudes.
Me has descrito a la persona que te dio la vida, la cual debe estar orgullosa de la hija que ha dejado en el mundo.

Te quiero y lo sabes. Lo nuestro ha sido como un flechazo; fue mirarnos a los ojos, hablar durante algunos minutos, y pensar que en otra vida habíamos sido hermanas.

Por muy lejos que estemos, yo te siento aquí conmigo. Me tienes para todo lo que quieras, ante todo para estar en los malos momentos, porque será cuando más necesites un abrazo y un 'te quiero' de tu amiga Naiara.

domingo, 1 de septiembre de 2013

'Buenas noches'.

Primera noche en Bilbao. Todo es un poco raro, pero me siento bien. Hace sólo unas horas que no veo a mi hombrecito, y ya lo hecho de menos. Pensaréis que estoy mintiendo, pero no lo hago.

He presenciado su llanto; sus lágrimas y gritos al ver que el bus donde yo estaba montada se marchaba dejándolo allí, sin mí.

Me cuesta saber que al levantarme no voy a prepararle la leche. Ni pasear de su manita.

Me cuesta saber que habrá horas muertas, las que hasta ahora ha ocupado él.

Me cuesta desprenderme de lo que más quiero, y tener que independizarme de él.

Después de llorar con estas simples palabras me quedo más tranquila, porque sé que soñará conmigo y que en cuanto la luz del sol entre por su ventana correrá a por el teléfono para llamarme.

Buenas noches.