lunes, 24 de marzo de 2014

Viaje en el tiempo, a cambio de abortar

España retrocede treinta años atrás en busca de la mujer obediente, sumisa y dócil

Naiara GONZÁLEZ
El día en que Marisa. B. se fugó de un pequeño pueblo Gipuzkoano a Londres, el 27 de septiembre de 1975, cinco revolucionarios fueron asesinados por el franquismo. Pero sin embargo, ese suceso no fue el detonante para que la vasca cogiera una mochila rebosante de miedo e incertidumbre. Una violación a los 17 años y su pequeña gran consecuencia crecían poco a poco dentro de su cuerpo.

Siete años después, en el 82, vuelve a quedarse embarazada. Las circunstancias han cambiado: en abril se convierte en la esposa de Miguel. L. En mayo España se incorpora a la OTAN. Y en diciembre Felipe González gobierna el país. La vida de la joven guipuzcoana comenzaba a teñirse de tranquilidad y esta vez no dudó en dejarle vía libre a la naturaleza. Así nació Jokin.

Hoy Jokin tiene 32 años y al igual que su madre, vive con indignación gracias al Proyecto de Ley presentado por Gallardón, “supuesto ministro de Justicia” según Marisa. Y es que tal y como el joven manifiesta, se puede llegar a comprender que hace casi cuarenta años las mujeres tuvieran que verse obligadas a abandonar su pueblo para abortar en otro lugar, ya que estas vivían en la sombra de los hombres, y sobre todo en la de Franco. ¿Pero hay que comprender y aceptar esta ley en pleno siglo XXI? Esa es la pregunta que tantas mujeres se hacen, y que cada vez más hombres responden.

Opiniones encontradas
El presidente de la Sociedad Vasca de Contracepción y Jefe de Giencología del Hospital del Alto Deba, José Ramón Serrano, señaló que con la nueva ley sobre el aborto no conseguirán que la cantidad de mujeres que interrumpen su embarazo baje, ya que lo harán como antiguamente se hacía: en clínicas clandestinas, en casas o en el extranjero.

Ana Botella, alcaldesa de Madrid calificó la ley como “progresista” puesto que no hay nada más avanzado y renovador, que defender la vida. Jóvenes como Jokin lo ponen en duda: “El PP desea convertir a España en un país lleno de retrógrados machistas y lo está consiguiendo”. Según lo pone de manifiesto un informe elaborado por la Federación de Mujeres Progresistas, uno de los mayores problemas de España es que la mayoría de los ciudadanos no relacionan la desigualdad con el machismo.

El Comunicado sobre la reforma de la Ley del Aborto, escrito por 14 asociaciones, exige la inmediata retirada de dicho proyecto de ley por los siguientes motivos: No respeta el derecho a que la mujer decida sobre sí misma, su sexualidad y su maternidad. Supone un retroceso de más de treinta años en el reconocimiento de los derechos a las mujeres y en la su conceptuación como sujetos jurídicos/políticos. Y es rechazado por una amplia mayoría social: asociaciones de mujeres, jueces y psiquiatras, de partidos políticos y clínicas acreditadas, de sindicatos...
TREN DE LA LIBERTAD”
Miles de personas se juntaron el 1 de febrero en Madrid para pedir la derogación de la nueva ley del ministro Gallardón.
La protesta se ha extendido a ciudades europeas como Londres, Roma o París.

“El 27 de septiembre de 2013 me acosté sudando de calor y tiritando de frío” recuerda Marisa con visible dolor. “Han pasado casi cuarenta años desde que aborté y me repugna que miles de chicas tengan que pasar por lo mismo que yo, en pleno siglo XXI”.

Tal y como se demuestra en la tabla, en 2006 se contabilizaron más de 101,000 interrupciones voluntarias de embarazo y seis años más tarde, en 2012, más de 112,000. El Gobierno todavía no ha facilitado los datos del año pasado, pero según demuestra el estudio “La realidad estadística del aborto en España” de la Fundación Read Madre, todo indica a que las cifras habrán seguido ascendiendo.


Año
Centros notificadores de I.V.E.
Total I.V.E.
Tasa por 1.000 mujeres
2012
188
112.390
12,01
2011
172
118.359
12,44
2010
146
113.031
11,49
2009
141
111.482
11,41
2008
137
115.812
11,78
2007
137
112.138
11,49
2006
135
101.592
10,62
2005
134
91.664
9,60
2004
133
84.985
8,94
2003
128
79.788
8,77


También puede que en el momento en que la ley del aborto se ponga en vigor, no se tengan que consultar estadísticas de Salud Pública, sino estadísticas de condenados adultos donde se facilitarían datos como el sexo, la edad y nacionalidad, tipo de delito y pena.

martes, 4 de marzo de 2014

Mientras andamos.




Los rayos iluminan mi habitación y el ruido de las gotas de lluvia contra el suelo marcan el ritmo de la noche. El viento va cobrando protagonismo según pasan los minutos; estoy en tensión. Escucho a los árboles moverse, algún perro ladra ahí abajo. Bolsas de basura volando y latas de Coca-Cola rodando.

Me gustaría cerrar los ojos y aparecer tumbada en la arena, relajada y sola. Se oyen unas tímidas olas jugando en el mar, haciendo que mis pies poco a poco vayan humedeciéndose. Pero solo presto atención a una de las mejores canciones de Leiva titulada "Hoy no me encuentro", y es que hace varios días que no soy capaz de mirarme en el espejo y reconocerme. Veo a alguien que sonríe mientras se pinta los ojos pero nada más. Cuando se limpia los dientes frunce el ceño, miles de recuerdos le atormentan. Recuerdos que le estorban y no es capaz de escupirlos junto con la pasta de dientes de sabor a menta que tanto odia. 

 Esta vez el rayo me ha acojonado y tiemblo mientras aplasto contra mi pecho ese cojín de flores espantoso. Las gotas de lluvia caen muy rápido, el viento las mueve de un lado para el otro haciendo que mi persiana cada vez parezca más frágil. Puedo oír un silbido un tanto estresante, no sé qué es y eso me agobia. Igual que los coches cuando pasan por encima de un charco, o cuando pisas una baldosa y te llena los zapatos de agua sucia. Igual. La misma sensación.

Intento cerrar los ojos y volver a la arena, pies húmedos, Leiva de fondo. Lo consigo; hay alguien sumergido en el agua pero no sé quién es. Me hace señas con las manos y no entiendo nada. Me levanto, y esa persona ya no está. No sé si lo estoy viendo, si lo estoy soñando. Ya no sé cuál es la realidad: la tormenta o el mar.

Una voz grave me susurra al oído que ya es hora de irse. ¿Irse de dónde? ¿Irse a dónde? 
Puede que haya momentos en los que no necesitemos saber hacia dónde vamos, ni de dónde venimos.
Puede que conozcamos a personas que nos hagan soñar y evadirnos de la realidad haciendo que el miedo desaparezca.
Puede que haya momentos en que no tengas por qué saber quién eres, ni qué es lo que quieres.
Puede que conozcamos a personas que nos hagan disfrutar al máximo de los momentos. 
Y es que quizá mañana cuando me pinte los ojos, o cuando me lave los dientes siga sin verme reflejada, pero ya no me importa nada, porque sé que estos momentos también hay que vivirlos. 

Que no está mal saltarse ciertas reglas y romper promesas.
Que no es necesario cuestionarlo todo.
Que no es malo sentirse perdida. 
Que hay que buscar las emociones, el miedo a perder, la alegría de ganar, la incertidumbre del "qué pasará". 

Sigo pensando que el destino está escrito pero el camino lo hacemos nosotros, y mientras andamos se pueden disfrutar de muchas cosas.