miércoles, 30 de diciembre de 2015

¡Los mejores momentos del 2015!


Pocas horas separan al 2015 del 2016, y estoy deseando que eso ocurra. No porque me encante la Nochevieja, sino porque este año ha sido...cuanto menos raro. Raro, raro. Sin embargo, estos doce meses nos han dejado momentazos que yo misma recogeré en este post. 

1. ENERO. 

Nada más vivir los primeros minutos del uno de enero de este año, nos enterábamos de que Canal Sur cortó la retransmisión de las campanadas, dejando así, a miles de espectadores andaluces sin poder tomarse las uvas a golpe de campana. Fue un momentazo, y hoy lo recordamos en el siguiente vídeo: 


2. FEBRERO

El 22 de febrero se celebró la importante gala de los Oscars y nos dejaron cantidad de momentos memorables. Para mí el más importante y emocionante fue cuando Patricia Arquette recogió su premio a Mejor Actriz Secundaria por su papel en Boyhood y aprovechó para comentar lo siguiente: igualdad de derechos para las mujeres.

Tal fue el aplauso y la aprobación del público, que Meryl Streep, de las más efusivas, fue protagonista de numerosos memes como el siguiente:


3. MARZO

El mes de marzo sin duda alguna marcó un antes y un después en la sociedad española con aquel 22-M Marchas por la Dignidad. Madrid rebosó de gente pidiendo el fin de los recortes, defendiendo los servicios públicos y derechos sociales bajo el slogan "Pan, trabajo y techo".

4. ABRIL
 Supongo que os acordaréis del plato más famoso del 2015: ¡León come gamba! Salió de la última edición de MasterChef, y fue creación del joven universitario Alberto. Si la foto del emplatado me causó carcajadas las imágenes en las que explica con toda tranquilidad y orgullo su idea, me sigue haciendo llorar de la risa. ¡Pobre chicho, si solo quería demostrar que tenía valor y garra en la cocina, como el león! 


5. MAYO

¡Este año ganamos Eurovisión! 

No, no. Eso es lo que les dicen, todos los años, a los valientes que se lanzan a representar a los españoles frente a Europa. Y mira que apostábamos fuerte con Edurne para...hacer el ridículo. Lo conseguimos, y de ahí el resultado: 15 puntos. ¡15!


 6. JUNIO

Uno de los momentos más emotivos que viví en el ecuador de este año fue cuando mi adoradísimo Antonio José ganó la tercera edición de La Voz. A pesar de mis intentos por encontrar el vídeo de su última actuación no lo he conseguido, pero os cuelgo su última canción que es una maravilla, y en concierto es algo inexplicable con palabras. ¡Pasen, escuchen y disfruten!


7. JULIO

Zamora. Elecciones municipales. Gana Francisco Guarido, de Izquierda Unida. Este ALCALDE con mayúsculas decidió, nada más tomar su cargo, bajarse el sueldo al 50%, cobrando así, 1750€ mensuales netos. Además, el dinero que se ahorran de su salario está destinado a la "caja común" desde donde se pagan los servicios sociales, entre otras muchas cosas más. Así pues, este alcalde conseguirá ahorrar cerca de 140.000 euros anuales (más de medio millón de euros al final de su mandato).

8. AGOSTO

En agosto todos estábamos felices excepto el bebé del siguiente vídeo. ¿Se puede fruncir el ceño durante tanto tiempo? Creo que solo él tiene esa capacidad, ¡es pura ternura!


9. SEPTIEMBRE

Frente a la saturación mediática de modelos perfectamente delgadas inlcuso después del verano, la modelo curvie Marisa Jara presidió un desfile de moda donde únicamente desfilaban mujeres reales, de esas que a mí me gustan. Aquí algunas de las imágenes:



10. OCTUBRE

Es el mes rosa, o así lo llamo yo. En parte porque se celebra el día mundial del cáncer de mamá, y en otra parte porque mi prima murió este mismo vez, con esa misma enfermedad. Sin embargo, no todo son malas noticias:
Cada  día se multiplican las noticias en las que víctimas del dichoso tumor se convierten en heroínas, dándonos esperanza a todas las mujeres, porque de esta también se puede salir.

11. NOVIEMBRE

Noviembre quizá ha sido uno de los peores meses del año por los atentados de París. Obviamente este no es un "mejor momento del 2015" pero sí la lección que dio el viudo de una de las víctimas con la siguiente carta abierta:

12. DICIEMBRE

No me he tenido que meter en las hemerotecas de diarios digitales, ni en youtube a buscar vídeos interesantes. Nada de eso me ha hecho falta para saber que el momentazo de diciembre es...EL PUÑETAZO DE RAJOY. No, en serio. El momento más bonito es poder celebrar estas fechas tan señaladas con mi amama Carmen  y mi amama Luisa, ambas han cumplido ochenta años. ¡Es una suerte! Son mi suerte. Termino este post con demasiados recuerdos en la mente, y con este en el corazón:

¡FELICES FIESTAS! Espero que os haya gustado, gracias por leerme :)

sábado, 19 de diciembre de 2015

¡Recuerde no se aceptan devoluciones, reflexionen!


Las camapañas han llegado a su fin y hoy se celebra la jornada de reflexión. ¿Todavía no sabéis para quién va a ir vuestro voto? ¡Que no cunda el pánico! En este post podréis encontrar razones para votar a Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Alberto Garzón o Soraya Sáen de Santamaría. ¡Ah, no! La última la cambiamos por Rajoy que me confudo...

Uno de los temas más importantes, sin duda, es la Reforma Constitucional, del que todos los partidos políticos han hablado largo y tendido excepto uno: Mariano Rajoy. Mientras que en la población se ha extendido la necesidad de reformar la Carta Magna, el Presidente no lo ve "prioritario" tal y como afirmó ante los medios de comunicación, el pasado día seis de diciembre en el acto por el Aniversario de la Constitución Española, que cumplía nada más y nada menos que 37 años. Aquel mismo día Iglesias dijo "gracias 1978, hola 2016" y Sánchez, en la misma línea afirmó lo siguiente: "Hay que poner la Constitución al día y a la hora de la España del siglo XXI". El líder de Izquierda Unida, por el contrario, comentó que "ya no sirven meras reformas ni maquillajes, sino una nueva Constitución para toda la población española". Y así debería ser.

¿Qué reformaría cada partido en la Constitución? A continuación encontrarás algunos ejemplos.
Consejos: si te interesa la política en general, lee todo el artículo. Si no sabes a quién votar, lee todo el artículo. Si tienes el voto decidido lee la parte a quien corresponde tu partido "favorito" y asegúrate de que tus ideales, principios e intereses son esos.

1. Albert Rivera, líder de Ciudadanos:

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2. Pedro Sánchez, líder del PSOE:

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3. Pablo Iglesias, líder de Podemos.

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4. Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida.
Hace unas semanas concedió una entrevista a Europa Press donde afirmaba que "hay que cambiar absolutamente todo" de la Constitución de 1978 para "adaptar las instituciones jurídicas a la realidad social". Además, es el único político que quiere reformar la Carta Magna íntegramente, respetando algunos de los artículos.

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5. Mariano Rajoy, líder del PP.
Nuestro (todavía y espero que por pocas horas) Presidente del Gobierno es el único que no ha incluído la Reforma Constitucional en su programa electoral y es el único que prometió estar "abierto a todo tipo de debates electorales". Todo tipo. TODO TIPO. Una vez más, mintió ya que declinó la invitación de Atresmedia para acudir al gran debate del siete de diciembre junto a Sánchez, Rivera e Iglesias. Sin embargo, como son "un gran equipo" le sustituyó la número dos del Partido Popular Sáen de Santamaría. ¿Hay alguna forma de debatir más ridícula que esta? Sí, el debate del bipartidismo que se celebró.

Volviendo al tema de la Reforma Constitucional, Rajoy además de creer que no es "prioritario" se atrevió a decir ante decenas de cámaras y micrófonos que los demás partidos querían reformar pero sin saber "exactamente lo que quieren reformar". En este post se comprueba que todos los partidos quieren reformar, y cuáles son algunos de esos cambios. Además, enlazo las páginas web donde he encontrado toda la información para escribir este texto.

P.D: Disculpe señor Rajoy, todos nos enteramos de lo que quieren los partidos y de lo que quiere la población. Son ustedes, los de su partido quienes no ven ni escuchan lo que nosotros queremos.
P.D: Gracias por leerme, y no os olvidéis de REFLEXIONAR.























martes, 15 de diciembre de 2015

La noche que soñé para Sánchez y Rajoy.



Ayer fue una de esas grandes noches, comparables a la mejor fiesta con tus amigas, a la mejor cita con tu chico o al mejor abrazo con tu madre. Fue una gran noche, para mí, porque me siento inmensamente agradecida del momento político que estamos viviendo este año a puntito de terminar. Olvidando todo lo malo, y siendo conscientes de que gracias a todo ello tenemos fuerzas políticas que luchan para destapar todos los botes que contienen malos olores, hay que sonreír, como diría Pablo Iglesias. 

Uno de los momentos más bonitos y emotivos que quedarán para la historia de futuras generaciones es el minuto de oro de Iglesias en el Debate del siete de diciembre, que aunque no es quien se llevará mi voto en las elecciones del veinte de diciembre, hizo que en esos sesenta segundos pasase de fruncir el ceño mientras escuchaba todas las cosas que no podía olvidar, a sonreír "porque sí se puede" o por lo menos, porque lo sentí como un rayo de esperanza en toda esa oscuridad que generaron Rivera, Sánchez y Sáen de Santamaría.


Volviendo al tema que realmente quiero tratar, retomamos las figuras de Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, totalmente prescindibles del panorama político. A los hechos me remito. Desde mi humilde opinión creo que el debate fue favorable para Sánchez, era su último cartucho y quiso aprovecharlo al máximo. Quizá fue demasiado. Ganar a Rajoy era fácil, solo se necesitaban los datos que le causaron nerviosismo a todos los populares y lo logró. El error fue caer en el insulto. ¿O no fue un insulto?


Yo opino como Jordi Évole, quien en la siguiente imagen sintetiza exactamente a lo que me refiero:                
Sánchez ha conseguido que con su grandiosa frase se ignore todo lo bueno que hizo en el debate: recordar a la población lo que el señor Rajoy y su equipo ha conseguido en estos cuatro años (que me han parecido ocho). Aunque debo admitir, con algo de malicia, que me encantó ver a Rajoy colorado como un tomate y con el bolígrafo que difícilmente mantenía entre manos por culpa de los tembleques, intentado escusarse e inlcuso  insultando, también a Sánchez. Fue divertido, cuanto menos. Vergonzoso para muchos.




Vídeos como este son el clarísimo ejemplo de que la población no debería votar a ninguno de los dos partidos a los que representan. Ya no. Los tiempos avanzan, y con ello también deberíamos hacerlo todos. Hay que dejar paso a las nuevas generaciones, a las nuevas formas de hacer política, a los nuevos. Es obvio que el gran perdedor de ayer fue Rajoy, pero ¿ganó Sánchez? Creo que no. Los que ganamos fuimos nosotros, los espectadores, quienes a estas alturas de la camapaña deberíamos tener claro nuestro voto. Si todavía no sabéis a quién votar, dentro de unos días subiré un post en el que explicaré brevemente las Reformas Constitucionales que quieren hacer los siguientes partidos: PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos y obviamente, Izquierda Unida. Quizá os ayude a entender cuál es la necesidad de reformar nuestra Carta Magna y qué reformas van más con vuestros ideales.










miércoles, 9 de diciembre de 2015

La importancia de los Derechos de los Hombres y la ignorancia a las mujeres

El año 1789 es una de las primeras fechas que gravé en mi memoria junto con el día, mes y año del nacimiento del chico que me gustaba en la ikastola. Fue allí donde nos explicaron que aquel año, en Francia, hubo una revolución. Al leer lo que la profesora escribió en la pizarra me di cuenta de que no era cualquier revolución, era la REVOLUCIÓN FRANCESA, en mayúsculas. Y acto seguido nos repartió unas hojas en las que se desarrollaba la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, que consta de diecisiete artículos escritos por representantes franceses.


“No me interesa” le susurré a la compañera que tenía sentada a mi izquierda. “¿Por qué?” me preguntó. “No va dirigido a nosotras” le advertí. “Somos vascas pero también tenemos que estudiar cosas importantes de otros países”, me contestó. Todavía me río al recordar aquella conversación tan ridícula. ¿Por qué me van a interesar los derechos de hombres y ciudadanos si yo no entro en ninguno de esos dos grupos? Quizá si los responsables de ese texto se hubieran percatado de que la ciudadanía se compone tanto de hombres como de mujeres, hubiera demostrado interés. Hoy, ya en la Universidad, me encuentro con lo mismo: un texto hecho por hombres y para los hombres. ¿Dónde queda la mujer en todo esto?

Hasta el año 1791, ocultas. Las mujeres intentaron formar parte de los derechos humanos cuando Olympe de Gouges publicó la Declaración de los Derechos de la mujer y la ciudadana, adaptación de la Declaración del hombre y el ciudadano, cambiando la palabra hombre por mujer en cada uno de los artículos. A pesar de su validez y coherencia, nunca se hizo oficial.

“La finalidad de toda asociación política es la conversación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre” frente a “el objetivo de toda asociación política es la conversación de los derechos naturales e imprescriptibles de la mujer y del hombre” que escribió Olympe de Gouges, es uno de los ejemplos. Sus ideas eran novedosas e impropias del contexto que envolvía Francia, ya que defendía la igualdad entre géneros en cualquier aspecto de la vida, tanto pública como privada: “El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la mujer y el hombre; ningún cuerpo, ningún individuo puede ejercer autoridad que no emane de ellos”. Quizá respiraba utopías. “(...)Todas las ciudadanas y ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos”. Sí, definitivamente Olympe de Gouges no solo respiraba utopías, sino que también comía y bebía raciones de lo mismo.

Los temas que se trataron en esa Declaración de los Derechos la mujer y la ciudadana son desde los anteriormente citados hasta el derecho de la mujer al voto, a la posesión de propiedades, a la educación, al acceso al trabajo público y a la política e incluso a formar parte del ejército. Temas, sin duda, que causaron cierto escozor en la sociedad y para silenciar argumentaron que al utilizar el término “ciudadanos” se refería tanto a mujeres como hombres. Se olvidaron de que existía el término CIUDADANÍA que recoge a ambos géneros. El primer texto es obvio que ignora a la mitad de la población por el mero hecho de ser mujeres por lo que se hicieron distinciones, y no pocas, pero no fue suficiente motivo como para cambiar una palabra por la otra.

Después de que los escritos salieran a la luz, y mi favorito volviera a la sombra, Francia vivió diez años de revolución. En el inicio de esa temporada, en los años 1793 y 1794, el pueblo francés fue gobernado por Robespierre, quien se encargó de que la sociedad coronara lo vivido como el período del Terror. “Los países libres son aquellos en los que son respetados los derechos del hombre y donde las leyes, por consiguiente, son justas” palabras del gobernador. Sin embargo, como dice mi abuela “del dicho al hecho hay un trecho” y Robespierre lo demostró. De hecho violó cantidad de los derechos naturales de la ciudadanía. El artículo diez, por ejemplo, defiende que “nadie debe ser incomodado por sus opiniones, inclusive religiosas, a condición de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley”, y es que Francia tenía una población de lo más curiosa en cuanto a religiones: el 95% era católica y hugonetes protestantes, judíos y musulmanes, siendo este último el que menos seguidores tenía. ¿Y qué hizo Robespierre? Crear una campaña para apartar del cristianismo, la religión más poderosa del momento y el lugar, a toda la población. En mi opinión, deshizo lo poco que se hizo hasta llegar él, dejándolo todo tambaleándose.


Por último, y volviendo a la hoja que mi profesora me entregó en la ikastola, cabe destacar que sirvió de gran ayuda en el siglo XX para los textos de América del Sur y Europa. La influencia de la Revolución Francesa es obvia en la Convención Europea de los Derechos Humanos, firmada en Roma a finales del año 1950. Su objetivo era preservar los derechos humanos de las personas que formaban parte de los Estados miembro basándose en la mayoría de los diecisiete artículos. Además, esa revolución se ganó las mayúsculas de la pizarra gracias a la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, con lo que Olympe de Gouges se atrevió a crear una defensa para nosotras, las mujeres. Por todo ello, puedo decir que aquel 26 de agosto del año 1789 se redactó uno de los textos más relevantes de la historia de la humanidad.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Será cuestión de veranos, FIN.

"Querido Luca, no he tenido el valor de esperar a que amanezca para contarte todo lo ocurrido en estas últimas semanas, lo siento. Perdona mi cobardía pero me faltan fuerzas para empezar un nuevo día contigo sin que recuerdes nada. No es tu culpa, es solo mía.

Necesito que sepas que yo te dejé antes de comenzar este nuevo curso en la universidad y lo hice con el simple propósito de investigar cuánto me querías. Ahora mismo supongo que estarás alucinando pero la mujer que tienes a tu lado te agarrará de la mano y el dolor se calmará.

Os he metido a todos en un gran lío, en un laberinto sin salida. Creí que lo tenía todo bajo control, bien planificado y me equivoqué. Ignoré el hecho de que tus sentimientos no los podría mantener controlados ni con servilletas, ni con cartas, ni con camareros extraños. Tampoco lo lograría con Luz, LA SEÑORA con mayúsculas, quien permanecerá a tu lado hasta que tú quieras. 

Volviendo al pasado, a lo que no recuerdas, te prometo que no pude pararlo a tiempo y por ello te pido disculpas. Desconfié de ti y de tu amor por mí. Jamás me imaginé que me quisieras tanto como has demostrado a lo largo de nuestra relación. Me has querido demasiado, lo sabes. Yo sentía que te amaba pero ahora sé que al hacerte todo esto, lo mío no es amor. Es solo desconfianza, celos y locura. Si no, ¿por qué planificaría algo que solo te causara dolor? Escribí dos cartas para ti y nunca imaginé que fueras a leer las dos, ¡me rompiste los esquemas! Si te hubieras rendido en la primera carta me hubiese enzarzado contigo en una de esas discusiones que terminan con portazo. Si hubieras seguido hasta el último punto del casi infinito, por el contrario, me disculparía contigo e intentaría dormir contigo esa noche. 

Nada de eso ocurrió. Todas las palabras que te escribí son mentira, excepto estas. Mediante este texto intento que entiendas que lo que te he hecho ha sido fruto de mi inseguridad y quizá por malicia. Mi cabeza necesitaba saber cuánto me amabas, cuánto aguantarías por mí, en qué momento te darías por vencido... Es incomprensible, lo sé. Me tendría que bastar con nuestros dulces despertares, con los momentos en aquel viejo colchón, pero no ha sido así. 

Nunca es suficiente para mí. 

Eres perfecto y sé que jamás encontraré a alguien tan bueno como tú. Eres único y yo, para tu tranquilidad, también. Jamás te cruzarás con una loca como yo. Nadie tiene que poner a prueba a la persona que tiene a su lado y yo lo he hecho. Nadie tiene que controlar tus pasos como yo intenté hacerlo. Nadie,Luca. Nadie. 

Solo espero que esta carta te haga abrir los ojos: amas demasiado. Ámate a ti mismo. 

Hasta nunca, Luca. Que tú me olvides solo SERÁ CUESTIÓN DE VERANOS, cariño.

P.D: Ámate y olvídame.

-Luca, ¿estás bien? -me preguntó una señora a la que no conozco-. ¿Luca?
-¿Supongo que usted será la señora de la que Zaida trata aquí, verdad? -le consulté mostrándole las páginas que agarraba entre las dos manos-.
-Sí, cariño. Soy Luz.
-Luz...-repetí intentado recordarla-.
-Es la primera vez que conoces mi nombre, no te preocupes si no recuerdas el momento en que me conociste porque jamás te conté que me llamo Luz.
-Ah vale- respondí sin entender nada-. Esto es una ruptura, ¿no? Zaida me ha dejado, otra vez. No recuerdo la primera pero esta se me ha clavado en el corazón.

De pronto la señora comenzó a leer la carta en voz alta y según pronunciaba una palabra tras otra, mi memoria se puso en marcha. Cantidad de imágines se apoderaban de mí; imáganes en las que me veía a mí mismo recorrer calles desconocidas, entrar en bares desconocidos y charlas con gente...desconocida. Todas esas imágenes resultaron ser pinceladas de recuerdos que poco a poco completaban la historia que Zaida compuso para mí.

-¡Espere! -le interrumpí-. Estoy recordando el sabor del café que usted me preparó en alguna ocasión.

Asintió sonriente.

-También recuerdo que me animó a seguir buscando a Zaida, -agachó la cabeza- no le guardo rencor. ¿Y sabe qué? -respiré hondo-. Me alegro de que Zaida haya roto esta mentira en la que estaba sumergido. Me ha dejado como a una colilla pisoteada en el frío asfalto pero saldré adelante. Me agrada que haya salido la verdadera Zaida, quien puede ser demasiado malvada y desconfiada. No le deseo nada malo, de hecho mentiría si te dijera que ya no la amo pero nadie se merece el infierno que ella me preparó, por antojo. Sé que lograré olvidarme de ella, será cuestión de veranos.

P.D: En una relación cuando hay más dolor que amor, todo falla. Si una relación significa control, desconfianza, mentiras y celos...Ya no es amor. Tampoco lo es lo que siente alguien que roza la locura de Zaida, pobre desgraciada; a pesar de su belleza, carisma y conseguir que el hombre más bondadoso del planeta se despertara junto a ella, no fue capaz de amar verdaderamente.

Gracias a todas las personas que me seguís en cada post.
Gracias por seguir esta historia.
Y siento no haber terminado "felizmente" este relato de (escaso) amor.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Será cuestión de veranos XI.



-Buenos días cariño, ¿has dormido bien? -me preguntó Zaida con expresión preocupante-.
-Hola Zaida, sí...Supongo que sí - conseguí contestar-. Pero me duele mucho la cabeza, siento que no tengo fuerzas para levantarme de esta puta cama. ¿Qué hacemos aquí?
-Tranquilo Luca, la doctora estará al llegar. Todos los días viene a la misma hora cariño - dijo riéndose-.
-¿Todos los días? ¿Cúanto tiempo llevo aquí?
-Luca no me vaciles, por favor. -me advirtió-. Ya no tiene gracia.
-Zaida, ¿cuántos putos días llevamos aquí? ¡Dímelo! -grité-. ¡Dímelo!

De pronto se abrió la puerta, entró la doctora y Zaida aprovechó para pensar la respuesta que me daría a continuación:
-Unos días cariño, no te preocupes. 
-¿Qué pasa aquí, chicos? -preguntó la amable doctora-. No tenéis muy buena cara hoy.
-Doctora, ¿cúantos días llevo aquí?- dije rápidamente-. 
-Bueno Luca, llevas cerca de un mes. Veintisiete días, para ser exactos. 

¿Perdona? 

-Debes conservar la calma, pues te hará falta, ¿vale muchacho? -siguió hablando-. Te trajeron aquí sin conocimiento y tu cuerpo funciona con total normalidad aunque todavía no has recuperado la memoria. Estamos trabajando en ello. De hecho Zaida te está ayudando mucho, ¿verdad cielo? - se dirigió a Zaida pero no contestó-. Zaida, ¿estás bien?
-¿Qué? Ah sí, sí, doctora. Todo bien. ¡De puta madre! ¿Sabes qué? No aguanto más, Luca no mejora y yo quiero contárselo todo de una vez.

La doctora asesinó a mi chica con la mirada. 

-¿Alguien me puede explicar algo? Me va a estallar la cabeza, joder. - dije mientras hacía esfuerzos por respirar-. Y el pecho también me duele.

Las dos mujeres que tenía a los pies de mi cama se miraron y Zaida se sentó a mi lado.

Se avecina tormenta. 

-Luca cariño, estoy harta. Llevamos casi un mes aquí y todos los días mantenemos esta misma conversación. No consigues recordar nada. A la mañana cuando te has despertado tenía la esperanza de que hoy te estuvieras riendo de mí y recordaras algo.
-Pero yo sé quién eres, a ti sí que te recuerdo, ¿no ves que te he llamado por tu nombre?
-Sí pero no sabes cómo llegamos hasta aquí, ¿no?
-No, claro que no.
-Siento interrumpir pero tenemos que hacerte algunas pruebas Luca, en cuanto terminemos seguís charlando, ¿vale?

De pronto la doctora no me parecía tan amable como al principio y me sentía tonto, como si fuera un niño de cinco años al que le hablan lento y bajito para que lo entienda todo. 

-¿Qué tal las pruebas Luca?- me preguntó Zaida en cuanto el celador me llevó a la habitación-. Siéntate.
-Estoy bien pero quiero seguir hablando de lo de antes. -le advertí-. Que no se te olvide.
-¿Cómo dices? 
-Que me lo cuentes todo de una puta vez, Zaida. Te has quedado en explicarme cómo hemos llegado hasta aquí.
 -¿Puedes recordarlo? Han pasado más de dos horas, Luca. ¡Estás recordando cariño! 

jueves, 5 de noviembre de 2015

Será cuestión de veranos X.

-¿Qué razón?
-Zaida me prometío, y algún trabajador de este bar sabrá de lo que hablo, que ella estaría aquí esperándote en el caso de que llegaras a esta este último punto del infinito.
-Eso me lo has dicho hace dos minutos, ¡no soy tonto! Tú también escondes algo, estoy totalmente seguro. Me ha quedado clarísimo que Zaida me citaría aquí en el caso de que yo recorriera todos los putos bares, pero no ha ocurrido ni una cosa ni la otra.

De pronto vi que la camarera me estaba haciendo señales incomprensibles.

-Acércate Luca tendrá algo interesante que contarte.

Está bien.

-Ya es suficiente, ¿no crees? - me preguntó en tono violento-. Estás haciendo el puto ridículo, tío.

¡Qué demonios! 

-¿A qué hostias te refieres? ¡No me conoces de nada! ¿O sí? - le grité insistente-. ¡Dime!

-Te conozco y no poco. Sé quién eres tú y se quién es aquella señora. Solo falta Zaida para que estemos todos pero creo que si no ha aparecido ya...
-Si no ha aparecido ya...¿Qué?- le vacilé-. ¡Que me lo digas!
-Relájate tío, ya nada va a empeorar. La has liado pero bien, nos has roto todos los esquemas.

Mi mente no procesaba más información. Lo único que necesitaba era abrazar a Zaida y llevarla conmigo a casa. Nada más.

Ojalá. 

Volví a la realidad y me di cuenta de que la expresión de la cara de la mujer que me mira fijamente había cambiado.

Compasión. Eso es lo que su rostro transmite.

-Sentémonos, Luca.

Mi nombre suenta tan raro en voces desconocidas...

-Quiero irme, no agunto más. Si Zaida no va a venir yo me voy. -admití entre lágrimas-. No puedo más.
-Espera Luca, solo serán unos minutos más. Lo que te ha dicho esta señora es verdad. Desde el principio hasta el fin. Tú has cambiado el curso de las cosas y eso ha hecho que Zaida haya decidido no venir.
-¿Has hablado con ella? -pregunté aliviado-.
-Sí. Está bloqueada, no sabe cómo salir de esta especie de laberinto que ha formado para ti.
-¿Por qué me hace esto?
-Solo sé que te quiere, que las palabras que has leído en la carta que te he entregado son falsas.

Mi corazón se paralizó. Las manos comenzaron a temblarme y no me salía la voz. 

-Luca tranquilízate porque lo vuestro se va a arreglar -me aseguró-. Lo sé con certeza.

¿Hay algo que arreglar? 

-Voy a conseguir que Zaida venga aunque me cueste.
-No hace falta estoy aquí.

¡Es Zaida! ¡Zaida está a dos metros de mí! Ahora es mi cuerpo el que se ha paralizado y mi corazón, ya recuperado, no deja de palpitar cada vez más rápido, incluso me causa dolor. 

-Luca, ¿estás bien? - me preguntó-. ¡Luca! ¡Luca!

Desde aquel momento no consigo recordar nada, solo sé lo que me va contando Zaida mientras me hace compañía en la habitación del hospital.

Será cuestión de veranos IX.

-Pero...¿Qué haces tú aquí? -pregunté aliviado-. No te esperaba.
-Luca cariño...Estás temblando. -me susurró al oído mientras me abrazaba-. Vengo para que termine todo esto de una vez. No mereces sufrir más y yo soy partícipe de todo esto. Has leído la segunda carta, ¿y por eso has reaccionado de esta forma?
-Claro. No he podido soportarlo. ¡No entiendo nada! ¡Estoy harto!

Ella me agarró del hombro y con solo una mirada entendí que debía recoger todo lo que había tirado.

-Sentémonos aquí mismo Luca.

Está bien.

-Y escucha atentamente.

Está bien.

-Zaida lo tenía todo planeado, ¿sabes? Ella diseñó dos rutas para ti: la corta con carta de amor y la larga con carta de desamor.

¡Qué mierdas es esto! 

-La corta, como te comenté, consistía en que yo te diera ciertas pistas para que dejaras de buscarla o me preguntaras por ella. Vamos, que de alguna manera tú mismo me hicieras ver que eres Luca, aunque yo ya lo supiera.

Suspiré.

-Yo sabía quién eras desde que cruzaste la puerta de mi local pero Zaida me exigió que te diera la carta cuando tú me preguntaras por ella. O cuando realmente te viera muy afectado. ¿Recuerdas cuándo te la di?

Asentí.

-Te comenté que no tenías brillo en los ojos y fue por eso que te di la carta.
-Ya no tenía esperanzas de buscarla -aseguré-.
-Por eso era el mejor momento.
-A ver si lo entiendo...-tomé aire durante unos segundos-, se supone que Zaida te pidió que me dieras la carta cuando yo te preguntara por ella, estuviera muy mal o hiciera alguna señal de que la estaba buscando.

Asintió.

-Y se supone también que ella en esa carta me pedía que no buscara más y que la olvidara. Se supone que..
-Se supone, se supone, se supone... - dijo con tono de burla-. Sí, se supone que ella nos pidió a los dos que siguiéramos sus palabras pero no lo hicimos.
-¿Entonces por qué me animaste a seguir buscando si sabías que Zaida me pidió lo contrario? ¡Incluso a ti te lo pidió! - grité-. Te dijo que trataras de conseguir que yo sufriera lo mínimo y en vez de aconsejarme lo mejor para mí me incitas al dolor, a la búsqueda, a Zaida...¡Joder!
-Luca escúchame por favor. Si yo te animé a que lo hicieras fue porque creía en Zaida. Y en ti. Y en lo vuestro. ¡Creí en vuestra historia!

Suspiré más hondo que las anteriores veces y ella me acarició la mejilla.

-La dirección que te di te llevó directamente donde Zaida.
-¡Mentira! Zaida no estaba allí. Comencé a tocar la puerta, después empecé a golpearla e incluso a patearla. Salió un chico a la ventana y me dijo que me fuera.
-Entonces fue él quien te dio las instrucciones para llegar hasta aquí, ¿no? - preguntó con una expresión rara en su arrugado rostro-.
-No, no. Alguien pasó un papel por debajo de la puerta mientras el chico seguía en la ventana.  
-Eso no entraba en los planes - me aseguró frunciendo el ceño-.
-¿A qué te refieres? 
-Zaida me contó que si cogías el camino largo y por lo tanto pasabas por todos los bares cuando te encontraras en aquel punto...- tomó aire antes de seguir-, ella misma te pidiría que te marcharas de allí. Y lo más importante: te citaría donde ahora mismo estamos.
-¿Y?- fue lo único que se me ocurrió preguntar-. Yo en realidad no he realizado el camino largo al completo porque no he pasado por todos los puntos del maldito casi-infinito. 
-¡Claro! Ella debe saber todo esto. 
-¿Y por qué Zaida ha cambiado a última hora de planes? - pregunté estrañado-. 
-Luca cariño, -me tomó de la mano- porque tú también cambiaste de planes a última hora. Ella, de alguna forma que desconocemos, sabe que leíste la carta que yo te entregué y que a pesar de ello continuaste el camino hasta aquí. 
-Exacto...Zaida pensaría que yo solo tomaría un camino y que solo leería una carta. 
-Ella se habrá bloqueado al saber que has averiguado ambos caminos, ambas cartas. Cuando me contó todo el plan en ningún momento mencionamos la posibilidad de que leyeras las dos cartas. 
-Pero..¿Cómo puede saber Zaida todo esto? ¿En qué quedastéis? 
-No tengo ni idea, Luca. Quedamos en que si recurrías a mí yo te entregaría la carta y cuidaría de ti, pero que nunca te explicaría nada de esto. Ya te digo que en ningún momento pensamos en que tú siguieras buscándola. Pero fue ver tus ojos y no poder evitar animarte a seguir. 
-¿Por qué lo hiciste? No puede ser solo porque creyeras en nuestra historia de amor. No me lo creo - le advertí mirándola fijamente a los ojos-. No me lo creo. 
-En realidad hay otra razón.

Los dos suspiramos a la vez. 

 

lunes, 26 de octubre de 2015

Será cuestión de veranos VIII.


-Mira Luca yo le prometí a Zaida que te apoyaría y te cuidaría. Ella me pidió que te protegiera y que te quitara la idea de seguir buscándola, pero no puedo hacerlo. Tengo setenta años y aquí me ves trabajando y sola. No he tenido la oportunidad de luchar por mis sueños. Ni siquiera los tengo. Tú eres joven, tienes fuerza para superar cualquier obstáculo, y yo te animo a que sigas recorriendo ese infinito.
-Casi-infinito - le corregí-. ¿Por qué me dice esto ahora? Se supone que Zaida me ha prohibido seguir buscándola. No quiere que la encuentre. Y hay algo de peligro en esta historia que me asusta.
-Lo que te tiene que asustar es quedarte así, sin respuestas. Yo sé dónde puede estar, ella me habló de un sitio al que tenía que ir a menudo y justamente se encuentra en el trocito de mapa vacío. ¿Me entiendes?
-Quiero ir. Necesito ir a por ella y sacarla de donde esté metida, pero tengo miedo - admití llorando-. Tengo mucho miedo porque no sé qué me voy a encontrar.
-Es normal Luca. Yo también sentiría miedo pero será peor vivir siempre con la carga de no haber luchado por ella hasta el final.

Voy a buscarla. Está decidido. Cueste lo que cueste, la encontraré.

-Dígame dónde cree que está, por favor. Le prometo que volveré hoy mismo.
-Espero que sea con ella, Luca.

La señora desapareció y volvió con una servilleta donde estaba escrita la dirección. Lo copié en la aplicación del teléfono móvil y en unos minutos me encontraba allí: nervioso, cansado, agobiado y algo entusiasmado.Vivir tan al límite hacía que cada segundo que pasaba lo exprimiera al máximo.

De pronto me di cuenta de que la fachada donde me encontraba me resultaba familiar.

Puerta antigua de madera bañada en rojo, número ocho y una inscripción tallada en piedra: Será cuestión de veranos. Doy unos pasos hacia atrás, lo observo con detalle y caigo en que la imagen que estoy viendo es la misma que veía cada amanecer con Zaida, en mi habitación. ¡Me regaló un cuadro gigante con esta misma imagen! Me podría equivocar de puerta o número pero no de frase. Siempre me pregunté el por qué de esa inscripción pero nunca me lo dijo. 

Comencé a tocar la puerta y nadie contestaba. Mis nervios hicieron que siguiera golpeando la puerta cada vez un poco más fuerte. Me dolían las manos, los nudillos estaban a punto de sangrar pero no podía parar. Mis pies también se unieron a aquella lucha entre la puerta y yo y conseguí que se moviera pero no lo suficiente como para tirarla abajo.

-¿Qué quieres? - me preguntó un hombre desde la ventana-.

No sabía qué decir. Estaba paralizado, no me salían las palabras.

-¿No oyes? - gritó-. ¿Qué cojones quieres?
-Yo...Yo solo quiero entrar. Estoy buscando a alguien que creo que vive aquí.
-Esto no es una vivienda chaval. ¡Serás gilipollas! Anda largo de aquí.
-No, no. ¡Espera por favor! Estoy buscando a Zaida.
-¡Será mejor que te marches, tío! Hazme caso y vete. - me advirtió bajando el tono-.
-Sé que está aquí. ¡Zaida! ¡Zaida! - comencé a gritar sin parar-. ¡Sé que estás aquí! ¡Sal! ¡Sal!

De pronto vi cómo la puerta se movía ligeramente y me callé. Pero nadie la abrió y aquel hombre seguía observándome desde la ventana. Él también parecía nervioso.

-Vete tío, en serio. ¡Vete! Yo no te puede ayudar, solo te digo que te vayas. Como llegue...Joder. ¡Vete!

¿Como llegue quién? 

-Eres tú quien la tiene retenida, ¿verdad? ¡Eres un hijo de puta! ¡Cabrón!

Mientras yo seguía con mi repertorio de insultos y sacando toda la rabia contenida de días pasados, algo apareció por debajo de la puerta.

¡Es una nota! ¡Es una servilleta! 

Dirígete al bar al que corresponde esta servilleta y márchate por favor.

Aquella letra no era de Zaida pero tampoco del hombre de la ventana porque seguía de pie, mirándome fijamente.

¿Quién me ha escrito esta mierda? Puede que sea otra pista más que me acerque a Zaida. Quizá sea el punto donde ella no quiso que yo estuviera pero ya nada importa. Debo ir.

Volví a meter la nueva dirección en el teléfono móvil, y aunque tardé más tiempo del que me imaginaba, en menos de treinta minutos me encontraba allí.

-Buenas, ¿qué quieres tomar? - me preguntó la camarera-.
-Hola, en realidad no vengo a tomarme nada. Me han mandado venir aquí para seguir buscando a Zaida.
-¿Has dicho...Zaida? Supongo que tú eres...-su cara de compasión avecinaba el desastre-. Tengo algo para ti, Luca. ¿Porque eres Luca, no?
-Sí, sí. Yo soy Luca, el novio de Zaida. O ex novio. ¿Qué tienes para mí?
-Una carta. Léela con tranquilidad, puedes sentarte en aquella mesa.

¿Otra carta? ¡Qué tipo de broma es esta! Se supone que Zaida hizo todo tipo de planes para que yo no llegara hasta aquí y me encuentro con que aquí también hay un escrito para mí. ¿Me ha mentido en la primera carta? ¿Y si se está riendo de mí? 

Querido Luca:

Siento que hayas llegado hasta aquí con esperanzas de encontrarme o saber dónde estoy esperando a que llegues. Te equivocas y mucho; nunca he querido que me buscaras y mucho menos que me encontraras. Te dejé y con ello todo lo que vivimos se esfumó. 

Yo ya te he olvidado. Te conozco y sé que te estarás preguntando por qué te escribo esto si he decidido dejarte. Pues verás...Reconozco que te has comportado muy bien conmigo y sé que todavía me amas. Necesitas saber que lo que hemos vivido ha sido una bonita historia de amor, como las de verano, pero en invierno. 

Algún día me olvidarás y encontrarás a alguien, yo ya lo he hecho y por eso te dejo. No sé si me perdonarás que te haya hecho perder tanto el tiempo pero quería cerrar nuestro capítulo de una forma especial. 

Que te vaya bien Luca.

Al terminar de leer la carta sentí como si una fuerza y energía desgarradora se apoderara de mí. Tiré la mesa y los taburetes de la barra al suelo, rompí el cuadro que adornaba una de las paredes y empujé a los clientes para que me dejaran de agarrar.

Me encontraba fuera de control. Solo sentía ganas de romper cosas igual que Zaida me acababa de romper a mí. No podía pensar con claridad, hasta que apareció ella en aquel bar.

-Luca cariño tranquilízate. Hazlo por mí. - me suplicó-. Te lo explicaré.


Será cuestión de veranos VII.


La señora me invitó a entrar a un cuartillo que estaba lleno de cajas y bolsas de basura. Estaba asustado y asombrado. 

¿Por qué me está esperando? ¿Tendrá algo que ver con Zaida?

-Espera aquí unos segundos, ahora vuelvo.- me dijo sonriendo-. Tranquilo.
-Está bien, pero...

No me dejó terminar la frase. Cruzó la puerta y volvió a la barra supongo que a seguir sirviendo cafés.

¡Joder! ¿Cuándo cojones piensa volver?

Como si hubiera escuchado mis pensamientos entró en el cuartillo y me indicó que me sentara en una de aquellas cajas vacías. 

-Sé quién eres, ella me lo contó y me dio algo para ti. No he querido abrirlo, toma.
-¿Esto es de Zaida? - pregunté entre asustado y feliz-. Dime que sí, por favor.
-Sí. Te dejo que lo leas tranquilamente.

¡Una carta de Zaida! No puedo ser más feliz...

Para Luca:
Esta carta es la que nunca quise escribir. La que nunca quise que tú leyeras pero sé que servirá para que comprendas lo que nos está ocurriendo. ¿Sabes? Las servilletas que te regalé durante veinte lunes tienen sentido, todo lo tiene. Apuesto a que te has dado cuenta de que el recorrido de un bar a otro forman un infinito. ¿O creías que era un ocho? En realidad no llega ni llegará nunca a ser un infinito porque le falta un punto, un sitio al que no quiero que vayas. He hecho todo lo posible para que no llegaras a visitar todos los locales. 

¿Te han guiñado el ojo muchas personas? 

¿Has entrado en un bar repleto de caras de mujer? 

Todo estaba planeado, cariño. Todo estaba organizado para que no me buscaras, porque jamás me vas a encontrar. Ni quiero que lo hagas.

No sé cuántas veces habrás vuelto al bar donde te encuentras en estos momentos. La mujer es adorable, le encargué la misión de hacerte sufrir lo mínimo. Supongo que te habrá saludado amablemente, que te habrá reconocido las veces que hayas vuelto. Yo se lo pedí. Sabía que este sitio te encantaría y que volverías cada vez que no vieras salida a este laberinto de mierda donde te he metido. No sé y nunca sabré si ella te ha entregado la carta harta de verte regresar sin mí o porque tú le has preguntado por mí. 

Sin embargo sé que habrás ido por las calles enseñando imágenes mías, que habrás llorado de rabia y que habrás sentido miedo. Yo también, cariño. Yo también.

Por suerte todo ha terminado. No tienes que seguir recorriendo bares, ni enseñando fotos, ni bebiendo cafés en locales raros. Raros como yo. ¡Hasta las despedidas las hago raras! Sé que algún día me entenderás, aunque también sé que difícilmente me perdonarás. 

Tienes que hacerme caso: deja de buscarme. Te quiero y siempre lo haré pero por el bien de ambos tienes que dejarlo ya. Vuelve a tu vida, a tus clases; conoce gente nueva y olvídate de mí, amor. 

Mereces alguien que te haga feliz, que esté siempre a tu lado. Yo no puedo. Ya no. Hazme caso por favor, cuando termines de leer mis palabras vete, quema la carta y con ella nuestros recuerdos. Puede ser muy peligroso que sigas recorriendo el casi-infinito y más aún que lo completes. No lo hagas por favor.

Te quiero y te querré, Zaida.

¡Pero qué mierda es esta! 

Leí diez veces más la carta esperando que las palabras hubiesen cambiado. Pero no. Lo que Zaida me escribió estaba muy claro: se ha ido para no volver. Y con ella también se ha ido gran parte de mí, por no decir todo mi ser. Ella creía que las personas teníamos cuerpo y alma, y yo solo soy cuerpo.

Cuando conseguí parar de llorar comencé a sentir rabia; salté encima de las bolsas de basura y tiré las cajas al suelo. El cuartillo parecía mejor así, ambos nos encontrábamos destrozados.

-Luca cariño, ¿estás bien? - me preguntó la señora.
-¡Sabe mi nombre! Usted lo sabía todo y me ha dejado ir de bar en bar como un gilipollas. Zaida le pidió que yo no sufriera, ¿lo entiende?
-Luca...Tú ibas a sufrir de todas las maneras. Zaida me encargó que sufrieras lo menos posible y aquí estamos. Ella quería que te diera la carta cuando tú me preguntaras por ella y yo te la he dado antes de que eso ocurriera. Te la he dado hoy, cuando he visto que tus ojos ya no tienen brillo. Y cuando he visto que ibas a tirar la toalla.
-¡Esto es una mierda! ¡Todo es una mierda!-grité-. Pero usted no tiene la culpa, perdóneme. No entiendo nada. He leído la carta, una y otra vez, y nada. No entiendo qué cosa tan grave puede ocurrir para que ella me deje de esta manera. ¡Zaida lo tenía todo planeado!


lunes, 19 de octubre de 2015

Personas rosas.

Hoy mis palabras solo pueden ir dirigidas a personas de sangre rosa, personas que luchan con (o sin) ganas contra el cáncer de mama y también a la gente que les acompaña en ese viaje. Todos ellos son, para mí, gente de sangre rosa. Porque es muy importante el tratamiento pero quizá lo es más el ánimo, el humor y obviamente el amor. Amor del bueno, de ese que te saca sonrisas mientras tu cabello comienza a caerse. Ese es el amor que hay que conservar.

Vosotras os convertís en luchadoras incansables olvidando el rol de víctima de cáncer pero no olvidemos que como en cualquier enfermedad grave habrá dolor y llanto. Con frecuencia conozco casos de mujeres que evitan derramar lágrimas miedosas por no preocupar a los que les rodean.

¿Pero qué sería la vida sin llorar? No se puede ser fuerte 24 horas al día. Habrá momentos en los que no apetezca salir ni entrar; comer ni beber; quizá ni respirar. Para eso estamos las personas rosas; para ayudaros, apoyaros, haceros reír y consolar cuando alguna lágrima se asome en vuestro rostro.

Me alegra saber que día a día la medicina va consiguiendo mejores tratamientos para curar y prevenir el cáncer de mama. La cura existe aunque el temor a perder la batalla también. 

Admiro a todas las que lo habéis superado, a las que lo estéis viviendo y a las que perdistéis, como yo. Mi prima no pudo, los familiares no pudimos con la enfermedad pero nos quedamos con los buenos momentos vividos, con el orgullo de haber hecho todo lo posible y también con la pena de que alguien tan fuerte como ella se fuera, y nosotros, en parte, con ella. 

Hoy, se están llevando numerosas acciones para colaborar en la lucha contra el cáncer de mama, entre ellas el hashtag #DiaContraelCancerdeMama donde políticos, famosos, empresas y personas anónimas dan ánimos a las luchadoras, apoyan a los investigadores y comentan sus inquietudes, anécdotas o deseos.

Por último quiero transmitir toda mi fuerza, energía positiva y cariño a las personas rosas, luchadoras y equipo de batalla. Y que no os olvideis, de que la cura está en la prevención. Esta imagen habla por sí sola:






jueves, 15 de octubre de 2015

Será cuestión de veranos VI.

El segundo día de búsqueda lo emprendí con más ganas e ilusión aunque intuía el cansancio que me esperaba (sin recibir nada a cambio). Sin embargo las horas sin Zaida me hicieron coger fuerza y apostar por encontrarla.
 -Hola jovencito, ¿lo mismo de ayer? - me preguntó la agradable señora del primer bar, de la     primera servilleta-.
 -Buenos días señora – contesté- si por favor.

 ¡Joder me ha reconocido!
 -Aquí tiene: café y galletita.
 -Muchas gracias, quédese con el cambio.

No sé muy bien por qué mis pies se dirigieron otra vez allí pero me alegro de que lo hicieran. Mientras meneaba la cucharilla de plástico en el vaso (del mismo material) recordé a Zaida y nuestros despertares.

 -Buen día grandullón – me decía con voz aniñada-. ¿Has dormido bien?
 -No me llames grandullón – le respondía intentado ser lo más borde posible-. He dormido muy     bien, me encanta que tus pelos me hagan cosquillas en los labios, y que...
-¿Y qué, eh? - decía con chulería fingida-. ¡Cállate!

Y los dos reíamos sin parar. Todo era tan perfecto a su lado que me cuesta recordar la primera, y   creo que única, discusión que tuvimos antes de que se marchara. Me quedé mirando por la ventana esperando. Esperando que volviera, esperando que me pidiera perdón, esperando cualquier cosa.   Pero no vino. Ahora que lo pienso, ¿cómo se me ocurrió decirle que no me casaría con ella? ¿Cómo se me ocurrió advertirle que nunca tendríamos hijos? Debería haber pensado que ser tan sincero con ella podría parecerle cruel. Cruel o no, no pienso casarme ni tener hijos y discutir sobre ellos a nuestra edad me parecía más locura que cualquier cosa. Sin embargo me dio pena, y todavía me da, que Zaida creyera que tenía miedo al compromiso, que solo la veía como a “medio plazo” y errores del estilo. Jamás entenderé su faceta tradicional...

La bocina de un coche hizo que saliera de mis pensamientos y me recordó que debía seguir recorriendo el ocho de Zaida. Seguí atentamente las indicaciones de mi teléfono móvil y en unos minutos llegué al bar “Trato”; lo que me encontré no me gustó nada. ¡Un retrato de Zaida colgado en la pared!

-Perdona, ¿conoces a la chica de ahí?- le pregunté al joven camarero mientras señalaba el
cuadro de Zaida-.
-Buenos días a ti también, tío – me contestó el muy maleducado-.
-Buenos días...Sí. Decía que si conoces a la chica que sale en ese retrato.
El camarero levantó la ceja izquierda y le pedí un batido de fresa para ver si consumiendo
algo, me respondía.
-Sí, me suena. Vendría algún día aquí y Javi la retrataría. ¿Tú la conoces?

¿Javi? ¿Quién es Javi? ¿Que si la conozco?

-Me suena la cara – mentí-. ¿Qué día se hacen los retratos?
-Normalmente los domingos pero olvídate. Javi solo retrata a chicas guapas – me advirtió-.

Cogí el batido, dejé dos euros en la barra y salí a la terraza. Aquel bar me produjo escalofríos nada más entrar. Me incomodó estar rodeado de fotografías, cuadros y retratos de mujeres. Casi no se veía la pared. Todo era muy extraño. Además no esperaba encontrarme una pista tan fidedigna...Empecé a sentir miedo por mí, y también por Zaida.

¿Realmente Zaida ha planeado todo esto?
¿Y si le ha ocurrido algo inesperado y por ello no ha podido terminar el maldito ocho?

A falta de respuestas no me quedaba nada más que seguir buscando. Los dos siguientes bares no me sirvieron para la investigación pues me parecieron locales de barrio de lo más comunes, con camareros y clientes de lo más comunes (nadie reconoció la fotografía de Zaida). Seguramente se me escaparía algún que otro elemento destacable pero después de haber entrado en aquel horrible lugar con caras de mujeres por todos los lados, todo me parecía bien, normal y muy poco sospechoso.

Me siento frustrado. Tengo algo de miedo. No sé si tiene sentido seguir pateando este barrio.

Toqué mis bolsillos, por manía, y encontré la galleta envuelta en la servilleta que me era tan conocida. Decidí volver allí.

-Un café por favor.

-Te estaba esperando – me dijo sonriendo-. Ya sabía yo que ibas a volver. 

jueves, 8 de octubre de 2015

Será cuestión de veranos V.

El primer local al que acudí tenía un encanto especial; una barra pequeñísima y dos mesitas de madera con tres sillas de mimbre. No cuatro sillas cada mesa sino tres. Todo era tan peculiar y especial como Zaida. La anciana que atendía la barra me ofreció mi primer café del día y para mi sorpresa me lo sirvió en un vaso de plástico. Miré hacia derecha e izquierda y las pocas personas que se encontraban a mi lado también tenían entre manos un pequeño vaso de plástico con café echando humo. Volví la mirada a la barra y vi que aquella mujer tan entrañable me dejó, junto con las vueltas, una galleta casera envuelta en una servilleta.

    ¡Fue así como Zaida empezó a escribir! Me siento genial al haber descubierto esta especie de pista.

El segundo bar era mucho más grande e incómodo. Me pedí otro café pero me tuve que sentar fuera, en uno de los bancos de piedra, de espaldas a la carretera. Dentro había demasiado ruido, muchos bebés llorando en brazos de sus madres (supongo).

¿Pudo Zaida sentarse tranquilamente a escribir, con todo este ruido? No, no podría. Aunque quizá el día que ella estuvo aquí no había tantas mujeres ni bebés...Sin embargo el camarero hablaba abiertamente con algunas de las mujeres, se notaba cierta complicidad, lo que me hizo pensar que eran clientas habituales. Terminé el café tan rápido como pude y marché en busca del próximo local, ya que no vi ningún elemento destacable para mi especie de investigación.

En la acera de enfrente se encontraba el tercer objetivo: Tapitas. Tenía toda la barra llena de bandejas con apetitosa comida: ensaladilla, jamón, croquetas, pulpo...Sin pensarlo dos veces pido mi tercera dosis de cafeína y una tapa de jamón.

    Si Zaira me viera comiendo jamón hubiera abandonado el local. Ella solo come verduras y cereales.

Mientras el hombre cortaba pan aproveché para mirar hacia todos los rincones intentando buscar un no sé qué, un qué sé yo que me ayudase. Pero nada. Una mujer se acercó a mí para consultarme si se me había perdido algo:
    -No, señora -mentí- gracias. Solo observo este...lugar.
    -Que aproveche – me contestó guiñándome el ojo mientras sonreía-.

Ojalá le hubiera contestado que sí. Que es mi novia, o ex novia quien se me ha perdido, empiezo a imaginarme a mí mismo subido a una mesa y gritando el nombre de Zaida como un loco pero el camarero me interrumpe entregándome el pan y la cuenta. El jamón y el café ya estaban en frente de mí y no me había dado cuenta
    -Perdone señor, ¿sería usted tan amable de decirme si reconoce a esta chica? - le pregunto al camarero sin pensar, enseñándole una de las muchas imágenes de Zaida en mi Facebook-.
    -Ni idea, chico – responde con pasividad-. Por aquí pasa mucha gente todos los días -me guiña el ojo-.
    -Gracias – consigo decir mientras me tiembla el labio inferior-.

    ¡Qué coño pasa en este bar con tanto guiño de ojo!

Bebí el café de un sorbo y envolví el jamón en una servilleta, necesitaba marcharme o las lágrimas empezarían a recorrer mi cara allí mismo. Miro hacia atrás y encuentro al puto camarero mirándome atentamente. ¡Qué cojones!

    Fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de que comenzaba a estar cansado a pesar de toda la cafeína que mi cuerpo contenía. Mientras masticaba las finas láminas de jamón decidí visitar solo tres locales más y volver a casa. No ha habido nada que haya llamado mi atención, salvo lo de guiñarme el ojo, así que la única salida que veo es enseñar fotografías de Zaida tanto a camareros como a clientes.

    “Soy malísima para reconocer caras, cielo” me responde la camarera del cuarto bar. “En cuanto salgas por esta puerta no recordaré si eres rubio o pelirrojo”.
    Estupendo, pienso yo.
    “Quizá haya estado aquí. O quizá no” me dice un señor barrigudo. “Lo único que puedo decirte es que no es una clienta habitual.”
    Quizá, quizá, quizá. Estupendo también.

Emprendí el camino (corto) hacia el último bar del primer día de búsqueda y me quedé flipando desde el momento en que empujé la pesada puerta de madera. La barra era pequeña, había poca luz. Muchas mesas bajas con sofás, sillones de cuero, cuadros abstractos y coloridos. Es genial. Tres camareros me miraban fijamente y sonreían. La música estaba muy alta pero no me sentía incómodo, de hecho opté por pedir un refresco y una pizza vegetal para estar un rato más en ese lugar.


    “Necesitas sentarte, aclarar las ideas y diseñar un plan para el resto de los días” me repetía una y otra vez a mí mismo.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Será cuestión de veranos IV

"Nunca pensé que fuera a conocer  alguien como tú, gracias por existir". Esta fue la primera frase, la primera servilleta, la primera sorpresa. Y esta también es la primera vez que sonrío después de que Zaida me dejara, sus recuerdos tienen demasiado poder en mi vida.

"Quiero sentir tu respiración cada noche, gracias por existir". Segunda servilleta. Segunda sonrisa.

Continúo leyendo las servilletas hasta la última que me regaló: "Sin ti no soy nada, gracias por existir". Es la vigésima servilleta, Zaida visitó veinte bares y desde allí pensó en mí. En veinte bares, veinte días, veinte sorpresas. Comienzo a sospechar que el número veinte pueda tener algún sentido oculto pero yo no tengo sexto sentido y no saco nada en claro.

Es tarde y debería acostarme pero me aterra la idea de volver a la cama sin ella. Sin que su cabello me moleste en la cara, sin que me pida que le caliente los pies, sin que se duerma apoyada en mi pecho. Sin embargo me tapo con la manta y los ojos empiezan a pesar cada vez más hasta que se cierran y mi mente vuelve a pensar en bares, servilletas y Zaida.

No puedo dormir, enciendo el ordenador y busco el mapa de la ciudad en internet. ¡Qué bien que exista Google maps! Voy adentrándome en la ciudad, en los barrios, en las calles y encuentro todos los bares. Están lejos de donde vivo y también de la universidad pero todos pertenecen a la misma zona. Cojo las servilletas y las vuelvo a ordenar. ¡Joder! Tengo algo, lo tengo. Trazo con el dedo índice el mismo camino que hizo Zaida de un bar a otro y se forma casi un ocho. ¿Por qué un ocho? Bueno casi un ocho porque hay un espacio entre el primer y último bar. Un espacio muy reducido donde no hay bares, apenas unos metros separan el bar número uno del bar número veinte. Quiza Zaida querría terminar donde empezó y no donde realmente escribió la última servilleta. ¡Por qué coño todo es tan complicado! Me encantaría poder gritarle, preguntarle qué jueguecito se trae pero el hecho de que está desaparecida vuelve a mí.

La cabeza me estalla. Mi ángel sigue insistiendo en que debo descansar pero mi demonio prefiere torturarme e incitarme a salir a la calle y buscarla. Sin embargo todavía estoy algo cuerdo y sé que saliendo de noche no voy a conseguir nada por lo que apago el ordenador, guardo las servilletas y duermo. Mañana iré al primer bar. Y al segundo. Y al tercero. Me pasaré el día recorriendo ese (casi) ocho que Zaida hizo durante veinte domingos.

¿Porque es un ocho,no?

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Será cuestión de veranos III

En cuanto salgo de clase me dirijo al baño, siento la necesidad de mojarme la cara quizá el frescor calme mi mezcla de rabia con preocupación. Lo hago y no funciona, de hecho creo que al ver mi reflejo en el espejo me encuentro peor que hace unos minutos. ¿Así es como la gente me ve? Ojos rojos e hinchados, ojeras y los labios secos. No me gusta lo que veo, ni al 'yo' que me encuentro ahí delante.

Me meto al baño individual, bajo la taza y me siento. Los recuerdos empiezan a apoderarse de mí, cierro los ojos y recuerdo la primera vez que besé a Zaida. 

Bajábamos las escaleras del bus cuando ella se despidió de mí con un tímido movimiento de cabeza. Me armé de valor y la sorprendí con un pequeño y breve beso en la comisura de los labios. Fue genial. Ella se marchó, avanzó unos metros mientras yo seguía inmóvil mirando cómo se alejaba. Se dio la vuelta y nuestras sonrisas se encontraron. 

La puerta del baño me devuelve a la realidad y es entonces cuando no veo mi mochila en el suelo. Mierda. Salgo y ahí está abierta; sobresale un sobre negro y al abrirlo saco una cartulina del mismo color donde destacan unas palabras en rojo: no busques lo que no te quieras encontrar. 

Me tiemblan las piernas y las manos. Creo que hasta las pestañas se tambalean. ¿Qué demonios significa esto? Es obvio que alguien me recomienda no buscar a Zaida y no tengo ni idea de cuál es la puta razón por la que me estoy sintiendo intimidado, amenazado y cagado de miedo. 

Necesito coger el primer bus que me lleva a casa y en cuestión de pocos minutos me encuentro en el punto del primer beso con Zaida. ¿Dónde estará? Y lo que es más importante, ¿con quién? El corazón me late tan deprisa como cuando discutimos por primera vez. Tan, tan fuerte como cuando dio un portazo y se marchó de nuestra habitación, ahora solo mía. Nunca me dijo a dónde fue después de aquel portazo; si lo supiera ahora tendría un lugar donde buscarla. Ella es tan reservada que nunca me contaba nada que no tuviera que ver con ese "nosotros" que tanto añoro. No sé dónde vive ni como se llama su madre. Yo era feliz sabiendo su talla de sujetador, la marca de sus cereales favoritos y el sitio perfecto para hacerle cosquillas. Éramos felices... ¿No? Al menos eso creía yo. 

La realidad es que no sé a quién acudir para empezar a buscarla. Si por lo menos me hubiera hecho caso y tuviera página de Facebook podría contactar con algún familiar, amigo o conocido. Pero no. Zaida no quiere que internet tenga constacia de su existencia y lo que ella desconoce es que mi Facebook está lleno de fotografías suyas durmiendo, leyendo, mirando por la ventana...Lo que ella no sabe y nunca sabrá es que mi red social es más suya que mía. Mi colchón es más suyo que mío.

De pronto una imagen viene a mi mente: veo a Zaida dándome una servilleta. Todos los lunes me regalaba una servilleta de algún bar de la ciudad, con frases para coleccionar. Me la imagino sentada en alguno de esos bares, con una taza de café descafeinado con dos sobres de azúcar moreno. Parece como si la estuviera viendo...

Corro a mi habitación, encuentro las veinte servilletas y las leo una por una intentando encontrar alguna pista sobre su paradero. Reparo en detalles como el nombre del bar, la dirección, el teléfono...Y lo único que me llama la atención es que su letra va cambia de dirección de una servilleta a otra. A veces hacia arriba, a veces hacia abajo. Creo que he averiguado algo. Estoy más cerca de encontrarla.